martes, 14 de octubre de 2008

CAPÍTULO III: La Vida y La Muerte en una Aldea



1. El sentido de la muerte

La muerte es lo único, de que nadie puede escapar. Muere la rosa, y sus pétalos ajados son arrastrados por el viento. Mueren el ruiseñor, el jilguero y la calandria y sus carnes son comidas por los moscones y las plumas terminan en los hormigueros. Mueren los pobres y su carne, sepultada en la tierra, es devorada por los gusanos. Mueren los grandes y en sus mausoleos, por fuera todo es mármol, oro y plata, pero por dentro sólo hay fétidos olores. Todos mueren: Los papas, los obispos, los reyes, los ricos, los poderosos, los pobres. La muerte es la única verdad. Llevamos un letrero en la frente que dice: Morirás. Sin embargo el sentido de la muerte depende de la concepción, que cada uno tenga de la vida. Para un ateo o agnóstico, con la vida termina todo y ésta sólo está abierta a la nada. Para un creyente, la vida es el principio de otra vida, pues morimos para vivir. Al analizar el sentido de la muerte en los siglos XVII y XVIII y principios del XIX nos encontramos con una sociedad uniformemente creyente, que tiene de la vida un sentido, descubierto en la teología reinante de la época.
El sentido de la muerte nos da una idea muy completa del sentido de la vida y de la sociedad en que se vive esta vida..

Por este motivo nos interesa conocer lo que los teólogos y moralistas de la época pensaban de la muerte e indirectamente de la vida. No se puede entender esta dinámica entre vida y muerte, sin entender que el hombre de este periodo es fundamentalmente religioso y que vive por y para Dios, ya que la separación entre lo civil y sagrado no existe tal como hoy lo concebimos.

Si no se parte de este presupuesto, no se entenderá nada de lo que a continuación voy a decir.
El sepulturero era un personaje trágico e importante. Su vida es dura, ya que pasa su vida cavando sepulturas con su ancha hazada. ¡Son tantas las muertes! Por otra parte cobra poco. En el año 1850 por la plaza de sepulturero se paga un real diario. Podía cobrar por la zanja 4 reales en la clase de primera.


2. El trasfondo teológico de la muerte

La muerte estaba instalada en el centro de la vida de los hombres de estos siglos y era algo habitual y cotidiano. Las deficiencias sanitarias, el pobre sistema de alimentación, la incertidumbre de vivir hoy y morir mañana, crean una fuerte tensión e incertidumbre. La vida era tan frágil y efímera, que en cualquier momento podría romperse. La escena de un entierro por las calles era lo cotidiano. Hay momentos en que la tasa de muertes supera el 35, y en ocasiones el 50 por ciento de los habitantes de una ciudad o aldea. El índice de mortalidad infantil es escalofriante en el primer año del nacimiento. Por el mismo motivo el índice de hijos vivos en el momento de testar es de unos cuatro hijos, como se deduce de la media de un centenar de registros analizados de personas que hacen testamento. El índice de natalidad debía ser de unos ocho o nueve hijos por matrimonio. Es muy frecuente en los testamentos, la aparición de un segundo matrimonio y en ocasiones un tercero, ya que la familia quedaba totalmente desarticulada por la muerte de uno de los miembros.

En esta sociedad tan frágil, las postrimerías estaban en el centro del discurso teológico: Muerte, Juicio, infierno y gloria y como situación de tránsito el purgatorio. La muerte es una consecuencia del pecado original. Por eso donde hay pecado, hay muerte. Incluso la muerte concreta es o puede ser un castigo de Dios por los pecados de los hombres. La actitud del hombre ante la muerte es esperarla y meditar en ella, ya que ello le ayudará a rectificar su vida. Acúerdate que tienes que morir, memento mori, era el estribillo de la predicación de la época. En la imitación de Cristo de Tomas de Kempis se decía: Bienaventurado el que tiene siempre la hora de su muerte en sus ojos, y se apareja cada día a morir. Si viste morir a algún hombre, piensa que por aquella carrera has de pasar. Cuando fuere de mañana, piensa que no llegarás a la noche. Y cuando noche, no te oses de prometer de ver mañana; porque muchos mueren súbitamente. Por eso vive siempre aparejado y con tanta vigilancia, que nunca la muerte te halle desapercibido.

Los predicadores insisten en la necesidad de prepararse para bien morir. Hay que tener presente la idea de la muerte. Las calaveras están en las mesas de muchos santos, para tener siempre presente lo inesperado del trágico morir. La cuna y la muerte se dan la mano. La presencia de la muerte nos ayuda a despreciar el mundo, su gloria y sus vanidades y mata los estímulos de la carne.
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3. La teología de la satisfacción

Se escriben centenares de libros sobre el arte de buen morir
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San Anselmo, siguiendo a Pablo, había propuesto la célebre teoría de la satisfacción.
Cristo murió por nuestros pecados, pero es necesario que los méritos de Cristo se nos apliquen. Cuando el hombre se arrepiente, Dios perdona la culpa, pero no la pena. La pena se perdona por las penitencias del pecador o por la aplicación de los méritos de la pasión de Cristo de los que es depositaria la Iglesia. ¿Cómo se nos aplican? Fundamentalmente por la aplicación de la misa a una intención determinada, por ganar una indulgencia plenaria como sucede con las bulas de difuntos, por hacer o realizar una buena obra o dar una limosna.


4. El juicio y el purgatorio

San Pablo había dicho que estaba establecido que todos los hombres murieran y que después de la muerte, vendría el juicio (Hbr. IX, 27)

En el mismo instante y lugar en que moriremos, Dio levantará su tribunal, y puesta nuestra alma en este tribunal sin dilación de tiempo, deberá rendir cuentas de todo y recibir la sentencia que irrevocablemente decidirá nuestra suerte para toda la eternidad: o de eterna salvación, si se halla justa y limpia de toda culpa mortal; o de condenación eterna, si es pecadora y se halla contaminada de algún pecado grave.
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Dada la fragilidad humana, una gran mayoría iría a parar al purgatorio. La descripción que se hace de las penas del purgatorio en la predicación es escalofriante. Un predicador de época posterior lo describe de esta forma: El purgatorio es un lugar que destinó Dios para pagar las penas debidas por las culpas mortales ya confesadas, y por las veniales. Para entendernos bien, debéis saber, que, por el sacramento de la penitencia se perdona la culpa y la pena eterna, debida al pecado mortal; pero la temporal ha de satisfacerse en este mundo o en el otro....; por eso Dios destinó el purgatorio, donde se limpien esas manchas y satisfaga lo que debe.

Las penas pueden ser de daño y de sentido. La pena de daño consiste en no ver a Dios...y la de sentido en los tormentos que padecen las almas del purgatorio, ya abrasándose en vivas llamas, y en otros tormentos horribles. Estas penas exceden a todo cuanto se pueda padecer en esta vida.
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El mismo autor describe las terribles penas del purgatorio: El fuego del purgatorio es el mismo del infierno, sólo que éste es eterno y aquel temporal. De su actividad, dice San Agustín, que causa mayor tormento, que cualquier pena que en este mundo pueda padecerse y pensarse.
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El cristiano medieval quiere, a toda costa, librarse de las terribles penas del purgatorio.
Existe en el ambiente la idea general, de que la mayor parte de los mortales irán al purgatorio. De ahí que cada uno debe procurar, antes de morir, dejar en su testamento determinados sufragios por su alma, ya que el alma es la heredera de sus bienes. Estos sufragios son muy variados, aunque sobre todos ellos sobresale la aplicación de misas. Ello va a dar lugar a una inflación de misas, como veremos posteriormente.

Además de las misas, el difunto dejará ordenado, que le saquen una bula de difuntos, por la que se gana indulgencia plenaria y que se hagan una serie determinada de obras buenas. En la mente de los hombres de aquella sociedad sacral la preocupación por la salvación personal está por encima de cualquier otra consideración. Nos admiramos de su profunda fe. La fe les lleva a la consideración de que una gran parte de los bienes que tienen, la deben aplicar a sufragios por el alma. Es muy bella una frase que se repite con mucha frecuencia en quienes no tienen herederos, que dejan a su alma por heredera de todo lo que tienen.

Por el número de misas que encarga el difunto, en el momento de la muerte, podemos llegar a calibrar la situación económica, en que se encontraba el difunto a la hora de morir. A partir de finales del dieciocho empieza a decaer la aplicación de las misas, como veremos posteriormente.

Con esta mentalidad se llega a una liturgia de la muerte plenamente planificada.

La obligación de socorrer a las almas del purgatorio es un deber de todos los fieles. Se instituyen las cofradías de animas con esta finalidad y se insta a los fieles a orar por ellas y a dar limosnas a los pueblos.

5. Teología protestante

Lutero va a contestar este modelo teológico, negando la existencia del purgatorio. La salvación no depende de las obras, sino de la gracia y de la misericordia divina. No es, por lo tanto, para Lutero, necesario orar por los muertos.
El Concilio de Trento, celebrado entre los años 1545 y 1563 va a reforzar la teología católica de la muerte. El Concilio afirma la existencia del purgatorio frente a los protestantes, el valor de las indulgencias y de los sufragios en la sesión XXV, celebrada en 1563.

La extremaunción es un sacramento que preparaba al enfermo a bien morir, frente a la concepción luterana de que es un rito de la Iglesia primitiva por el que los apóstoles hacían milagros sobre los enfermos.

Las Cofradías de ánimas para pedir por las almas del purgatorio se incrementan de una manera extraordinaria, ya que funcionan en todas las parroquias de la diócesis.


6. El infierno

Si existía un sagrado temor a las penas del purgatorio, mayor era el terror por la condenación eterna. Las descripciones que se hacen del infierno, sobrepasan la imaginación y cuesta entenderlas desde nuestra sensibilidad actual, ya que queda muy marginada la infinita misericordia de Dios. Veamos algunas de estas descripciones de la época:

El infierno es una región infelicísima de la muerte: es este desdichado lugar un profundísimo y temeroso pozo de fuego; es una ciudad espantable, que toda arde en vivas llamas, sin que se oiga en ella otra cosa que voces, gemidos y dolorosos lamentos y ayes de atormentados y atormentadores, donde Lucífer, príncipe de los demonios, tiene su asiento y corte: cuyas puertas son la desesperación;....Es un oscurísimo calabozo cerrado con cadenas eternas, sobre el cual está impreso el sello de la justísima vengadora ira de Dios; en fin el infierno es un lugar donde están juntos todos los males y una privación general y perpetua de todos los bienes.
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Otro predicador es aún más radical en sus afirmaciones: Si este fuego en que arde el pecador infeliz fuese semejante al que tenemos aquí en la tierra, alimentado o con aceite, o con azufre o con betún, ¡ay que tormento tan despiadado ya fuera!. Pero, carísimos de mi alma, ¿Qué tiene que ver este fuego criado por Dios para beneficio del hombre, con aquel fuego encendido por Dios para castigo de los malvados? Fuego es; pero fuego misterioso, que atormenta y no mata; fuego portentoso, que devora a la víctima y no la consume; fuego admirable, que conserva la misma carne que roe; fuego incomprensible, que no sólo atormenta el cuerpo que penetra, sino la misma alma a la que extiende su fuerza y acción; que no sólo causa la sensación dolorosa propia del fuego; sino todas las especies de tormentos, que es capaz de sentir una criatura infeliz, según la terrible proposición de Santo Tomás: Nihil deerit in damnatis, quod ad tristitiam possit pretinere. Nada falta, ni sed ardentísima, ni hambre rabiosa, ni frío intensísimo, ni vistas horribles, ni hedor insoportable.
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7. La agonía

El momento de la agonía es la antesala de la muerte. Por este motivo la agonía es siempre un momento trágico. Al enfermo había obligación de decirle que se iba a morir, ya que era necesario que se preparara para bien morir. No se podía ocultar el momento de la muerte.

Fray Luis de Granada nos describe este momento de la siguiente manera: Tras desto llega la agonía de la muerte, que es la mayor de las batallas de la vida: Cuando ya encienden la candela, y comienzan a aparejar el hábito o la mortaja, y dicen al doliente que es llegada ya la hora de la partida; que comienze a encomendarse a Dios, y a llamar a su bendita Madre, que suele socorrer en aquella hora a aquellos que le llaman; cuando ya comienzan a sonar en las orejas del enfermo los gritos y gemidos de la pobre mujer, que comienza a sentir los daños de la nueva viudez y soledad; cuando ya comienza a despedirse el ánima de las carnes y al tiempo de despedirse cada uno de los miembros hace sentimiento por la salida.
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Todos deben ayudar al enfermo a bien morir, porque en este momento se está jugando su destino eterno: Los esposos, los padres, los hijos, y los sacerdotes.

Estos últimos, especialmente el confesor y personas piadosas del pueblo deben ir a la casa del enfermo, e invitarle a que dedique sus últimos momentos a la oración y a pedir perdón al Señor por todos y cada uno de sus pecados. El confesor debe ayudarle a recitar jaculatorias y letanías, exhortarle a bien morir y de una manera especial hacerle la recomendación del alma.

Al enfermo en este momento los familiares no deben inquietarle con llantos y lágrimas ni importunarle con asuntos meramente terrenos o de herencia, ya que ello impediría que el enfermo esté dedicado especialmente a la tarea de buen morir que es lo que ahora le debe preocupar.

El sacerdote, especialmente el Párroco, era el responsable de que el enfermo en estos últimos momentos hiciera el testamento, recibiera el sacramento de la penitencia y el viático.

8. El testamento

Era una costumbre muy corriente en esta época, que todos hicieran testamento, aunque fueran muy escasos los bienes que poseyera. El testamento solía hacerse en los últimos años de la vida. En muchas ocasiones se reformaba en el momento de morir, con un instrumento, que llamaban codicilo. En todos los pueblos, aún en los más pequeños, había unos escribanos públicos dedicados a esta tarea.

El testamento empezaba con una formula muy bonita, que fue cambiando en muy pequeños detalles en el transcurso del tiempo. El testamento de Joan de Prados, fundador del Pósito de Valdepeñas, empieza de esta forma: En el nombre de Dios Todopoderoso. Amén. Sepan quantos esta carta de testamento vieren como yo...., estando enfermo del cuerpo e sano de voluntad y en mi buen seso e entendimeinto y cumplida memoria e juicio natural qual Dios mi Señor tuvo por bien de me dar y creyendo como creo firmamente en el misterio de la Santa Trinidad Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo tres personas y un solo Dios verdadero, que bibe y reyna por siempre sin fin y a onor y reberencia de la siempre Virgen Santa María, madre de Dios y señora nuestra a la que suplico quiera rogar a su precioso hijo mi Señor Jesucristo me perdone mis pecados y deseando poner mi ánima en carrera de salbación, otorgo y conozco que hago y otorgo mi testamento en la manera siguiente.

El testamento tenía una gran importancia por varios motivos: Por razones de herencia y por los sufragios, que el enfermo debía determinar, que se dijeran por su alma después de la muerte, ya que su salida del purgatorio iba a estar muy determinada por los sufragios.

Desde el punto de vista de la creencia, en el testamento el testador tenía que dedicar una parte a sufragios por el alma. Si no lo hacía por haber muerto sin hacer testamento, el párroco estaba autorizado por la legislación civil y canónica a sustraer de los bienes del difunto la quinta parte de ellos. La razón desde un punto de vista teológico era que el alma es la heredera de esos bienes y tiene derecho a que se le apliquen en bien de su salvación los correspondientes sufragios.

Los albaceas testamentarios y sus ejecutores estaban obligados bajo severísimas penas, aún en el plano civil, de ser ejecutores fieles de lo mandado por los difuntos, aunque hubiesen manifestado sus deseos sólo de palabra.

Es ejemplar la muerte de un joven, Manuel Gallego, que al morir vive solo y no tiene bienes. Sólo tiene sembrado en la propiedad de otro una haza con una fanega de trigo y media de garbanzos. En el testamento que hace deja heredera su alma. Manuel muere el 27 de abril y el 24 de agosto el entonces párroco de Valdepeñas D. Andrés de la Chica Ulloa ejecuta su última voluntad de una manera muy escrupulosa. Dejemos hablar al mismo Párroco: Yo el infrascrito, aviendo intervenido en la corta y siembra, que dexó Manuel Gallego, contenido arriba, taxadas espensas y deudas, sólo quedó en líquido, fuera de las sacas para funeral y misas, ciento doce reales y nueve marabedís, los setenta reales para gastos de cera y mandas forzosas y derechos de colecturía seis reales y 4 mrs. y 18 misas, 30 reales.

Esta preocupación nos puede parecer obsesionante, pero tenemos que tener en cuenta, que en una sociedad fundamentalmente creyente, la idea de la salvación eterna era lo prioritario y todo fiel cristiano quería y deseaba, que se le aplicasen el mayor número de sufragios por su salvación eterna.

Había una preocupación en testar, antes de morirse, de tal suerte, que durante todo el siglo XVII hasta finales del XVIII hace testamento una gran parte de la población, a no ser que fueran muy pobres o murieran inesperadamente. Este tipo de testamentos es muy parecido en todos ellos.
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Veamos como en Párroco actúa en un caso, en que el difunto muere sin hacer testamento. El entierro corresponde a una doncella, Dª Ana María de Ribas, que muere, sin hacer testamento, el 16 de enero de 1720: Yo el bachiller Pedro Antonio Ruiz de Arias, Prior de la iglesia parroquial del Señor Santiago, aviendo reconocido la legítima, que quedó para la dicha Ana María de Ribas, difunta, su madre (Liciana Ibáñez), por información que hize, que toda paraba y para en poder del dicho Diego González de Medina, su padre, usando de la jurisdicción de Párroco en orden a los abintestatos, mandé, textando como texto por dicha difunta, se enterrase con entierro mayor, con misa y vigilia y effectos correspondientes, y que se le digan por su ánima e intención doscientas misas, que ha de pagar y mandar decir su padre Diego González de Medina, padre de la dicha difunta, por serlo que cae en dicha legítima, digo en el quinto della y que se dén a los santos lugares y redención de cautivos, seis reales y además de dichas doscientas misas, se den otras doscientas por el alma de dicha difunta que las a de hacer decir el Lcdo. D. Lucas González de Medina, su hermano, presbítero.

Esta valoración por parte del Prior creó muchos problemas y disgustos, especialmente cuando había un gran interés en los herederos. Vamos a exponer el decreto de Párroco con motivo de la muerte de Ana María de Ribas, hija de Diego González de Medina y Dña. Juliana Ibáñez.


Los liberales en las cortes de 1841 no obligan a presentar los testamentos para los sepelios: Ni los Obispos ni los visitadores podrán exigir la presentación de testamentos ni de otras cualquiera disposiciones de esta clase; pero podrán tomar noticias privadas acerca de las cargas de misas y otras puramente eclesiásticas, y oficiar al juez competente para que lo hagan efectivo, si notasen omisión en los herederos, legatarios u cualquiera otras personas a quienes corresponde.

Gracias a los testamentos, que no tenían un formato muy rígido, ya que en ellos aparecían bastantes noticias históricas, a partir de 1838 se cambia la estructura de las partidas de bautismo, ya que en todas las parroquias se recibe la siguiente comunicación: Formulario para extender las partidas de sepelio mandado observar por S. M. La Reina Gobernadora en su decreto de fecha 14 de marzo de 1836 y circulado por el Señor D. Juan Plix, jefe político de esta provincia en 27 de diciembre de 1837.
Como Cura Propio o colector de la parroquia de....... mandé dar sepultura en el día de la fecha al cadáver de......., natural de....., de tal estado....edad y ejercicio o empleo, hijo de........., natural de.....de tal empleo y ejercicio.......y de......, su mujer, falleció en tal día, de tal enfermedad, según certificación del facultativo, hizo testamento, declaración de pobre o murió abintestato y fueron testigos....de tal empleo y profesión y para que conste...

Los párrocos no hicieron mucho caso a este marco, ya que hubiera sido muy interesante conocer la causa de la enfermedad de cada uno de los difuntos ratificada por la certificación del facultativo. No lo consignaron hasta posteriormente, ya que los facultativos se negaban a entregar la certificación y otros morían sin la atención de un médico, ya que la medicina empieza generalizarse a partir de este momento y en la mayor parte de los pueblos no había médico.

Es muy interesante, que nos digan el oficio de cada uno de los difuntos. Lo cual hacen, aunque no de una forma generalizada, a partir de 1838. Con estos datos nos hacemos cargo de la estructura social del pueblo, como veremos.


9. Mandas obligatorias

En todos los testamentos hay unas mandas forzosas: Se trata de una módica cantidad para los Santos lugares de Jerusalén, y para la redención de cautivos y a partir del año 1812, por imperativo de una pracmática real, debía dejarse una cantidad para los niños huérfanos n las guerras. A partir de la guerra de la independencia por las viudas y niños huérfanos de los militares, que han sufrido algún quebranto, hay obligación de dejar una cierta cantidad de dinero.

10. Las bulas de difuntos

Era una costumbre generalizada el sacar una bula de difuntos, ya que con ella se ganaba una indulgencia plenaria.

Las características de la bula de difuntos y sus efectos la describe un escrito de la época de esta forma: Además de la dicha indulgencia plenaria, se puede ganar también otra por la bula que llamamos de difuntos, la que puede llamarse bula de misericordia. Esta bula la toma uno, pero sirve a otro: la toma el vivo y sirve para el difunto: no en general, y a cualquiera, sino con especificación y determinadamente a aquel difunto para quien se toma, y a quien se aplica: y es de advertir, que esta aplicación y determinación no basta, que la hagáis mentalmente dirigiendo a esto vuestra intención, sino que es menester, que esa vuestra intención y determinada voluntad la expreséis por escrito, escribiendo o haciendo escribir en blanco, que para ello queda en el mismo sumario, el nombre y apellido de aquel determinado difunto, a quien queréis que sirva.
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Es muy interesante conocer el texto integro de esta concesión, tal como se concedía en la época. A mis manos ha llegado el siguiente ejemplar:
Bula de indulgencia plenaria concedida por la Santidad de Innocencio undézimo, de feliz recordación, a las ánimas de los fieles difuntos, y mandada publicar por Nuestro muy Santo Padre Innocencio duodécimo, que al presente rige y gobierna la santa Iglesia Apostólica, para el año de mil seiscientos noventa y tres.
I N N O C E N C I O
Undézimo
SI VIERAN NUESTROS HIJOS LA ACERVIDAD DE LAS PENAS DEL PURGATORIO, no se puede dudar, que el corazón más duro se conmoviera a conmiseración de lo que allí padecen las Ánimas de los fieles, que aviendo acabado la jornada desta vida en gracia y amistad con Dios, por no haber hecho entera satisfacción viviendo, están detenidas en aquella cárcel atormentadas con fuego, y llamas. De las penas, dice el Angélico Doctor Santo Thomas, que la mínima del purgatorio es mayor que ninguna de las que se pueden padecer en esta vida. El rigor de las penas acompaña la suavidad de la Divina misericordia, aceptando de mano de las que viven en esta Iglesia militante, la satisfacción, y paga de lo que deven aquellos hermanos nuestros, que siendo hijos de Dios, y herederos de su Reyno, el estado en que se hallan no es de merecer, ni de ganar para sí: grande será pues, el mérito de quien las ayudare a salir de tan penosa cárcel. Y queriendo animar a los fieles a tan piadosa obra, Nuestro muy Santo Padre Innocencio úndécimo, de feliz recordación, concedió esta bula de indulgencia plenaria, en favor de las Ánimas del purgatorio. Y por cuanto vos.........disteis dos reales de plata, que es lo que está tassado, y declarado por Nos el Licenciado D. Gonzalo Fernández de Lordona, caballero de la Orden de Alcántara, Sumiller de Lorrina de su majestad, de su consejo, Comisario apostólico General de la Santa Cruzada, y demás gracias en todos los reynos, Señoríos, para esta santa expedición, y empressa, a favor del alma de.........y recibisteis en vos esta bula, le es otorgada la indulgencia sobredicha. Dado en Madrid a ventiocho días del mes de marzo de mil seiscientos y noventa y dos años.
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11.Otros donativos para obras pías

Los testadores solían hacer los más variados donativos o limosnas con este fin. En casi todos los testamentos aparece una pequeña cantidad para las ermitas de S. Bartolomé, Santa Ana y San Sebastián de Valdepeñas de Jaén y partir del año 1657 se une a esta trilogía la ermita del Santo Cristo de Chircales. No se olvidan tampoco las o cofradías existentes en el pueblo, a las que se suele dejar desde un real a varios ducados. A partir de la fundación de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en la mayor parte de los testamentos aparece una pequeña limosna para ella.

A finales del siglo XVIII no se deja ninguna cantidad para las cofradías y se suprime de una manera casi generalizada el donativo para las ermitas del pueblo, debido al ambiente político de la época.
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En algunos testamentos no se olvidan los pobres, a los que se manda entreguen una cierta cantidad de dinero, y se les reparta una cantidad de pan el día del entierro, para cuyo fin se han dejado algunas fanegas de trigo. En algún testamento se señala una cantidad para los pobres que asistan al entierro, alumbrando con una candela. Uno de los insignes difuntos del pueblo D. Francisco López González (+ enero 1797) manda que su cadáver sea llevado por cuatro pobres, sin caxa, y sin pompa, que a éstos se les dé vestido entero y capa, o el dinero para comprarlo y que su entierro sea de medio acompañamiento.

A partir del año 1819 el Gobierno manda, que en todos los testamentos se reserve una cantidad para los huérfanos y viudas y en general para todos aquellos, que hubiesen subido algún quebranto en la guerra de la Independencia.

12. Las misas

La cantidad más importante es la que se dedica a las misas, que se deben decir por el alma del difunto. Por el número de misas podemos deducir la situación social y económica del testante.

Al hacer el testamento se señala el número de misas, que cada uno quiere que se le apliquen pro su alma. Cuando alguien muere sin hacer testamento, es el Párroco o su delegado, el responsable de enterarse del caudal de bienes del difunto y ponerse de acuerdo con la familia, con el fin de ver los sufragios y misas, que se deben decir por difunto, como dijimos antes. La cantidad que se debe aplicar a los sufragios en este caso es la quinta parte de los bienes del difunto.

Si el difunto no tiene herederos forzosos, la cuantía de su renta era dedicada a sufragios en su totalidad.
Esta normativa tenía como base, las Constituciones sinodales y las normas dadas por los reyes, que disponían, que la quinta parte de los bienes de aquellos que morían sin testar, se dedicara a los sufragios por su alma.

Ello motivó muchos conflictos con los herederos y una pragmática de 2 de febrero de 1866 dispuso que los parientes se hiciesen cargo de la totalidad de la herencia, quedando de su cargo costear los sufragios.
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Los que no hacían testamento, por no tener bienes o muy escasos, tenían la posibilidad de manifestar su última voluntad o al confesor o al párroco, haciendo con este fin una memoria firmada por dos testigos, en la que manifestaban, cómo querían que fuese su entierro y las misas ,que querían que se le aplicasen.

Los pobres en este caso no tienen derecho a nada. Si se les dice alguna misa es, porque los parientes cercanos o algunos vecinos mandan que se le digan, como una acto de caridad. Es frecuente el caso de personas piadosas, que salen por el pueblo, pidiendo dinero para ofrecer algún sufragio por estos pobres, a los que no se le aplica ninguna misa.

La cofradía de ánimas dedicaba sus ingresos a aplicar sufragios por los cofrades y especialmente por los pobres.
Como anécdota cuento a continuación el caso de un pobre ermitaño de Chircales, llamado Juan Martínez, que hizo testamento, aunque no tenía ni un real, y pidió en él, que una vez muerto, se le comunicara su muerte al Obispo, para que éste le dijera algunas misas, ya que él era muy pobre, conocía el valor infinito de una misa y no podía mandar decir ninguna por sus pecados. El Prior del pueblo comunicó su deseo al Obispo y su secretario le respondió que en quanto a las misas, su Ilma. le mandará decir las que gustase.
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El cumplimiento escrupuloso de las normas testamentarias fue una tarea de las obligaciones de los párrocos. Causa admiración el ver y comprobar con el detalle, que viene reflejado el cumplimiento de lo imperado, especialmente en las misas y como los visitadores eclesiásticos obligan a los colectores de misas, que digan las misas, que por descuido no han aplicado.

Las Constituciones sinodales de Jaén de 1492 mandaba lo siguiente:
E porque a nos en lo tal conviene proveer e remediar por ser obra piadosa e provechosa a las ánimas de los tales defuntos testadores; por ende ordenamos que los priores e sus lugares tenientes, que todos los domingos de aviento o de Quaresma, a las misas mayores amonesten a sus parroquianos que cunplan con los testamentos de que tovieren cargo de conplir, pasado un año después de la muerte del etestador, les mandamos que lo notifiquen a nos o a nuestro provisor para que lo fagamos cumplir. E si non fiziesen, queremos e mandamos a nuestro visitador que a los tales, que fueren negligentes en conplir lo suso dicho, que los corrija y castigue severamente
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13. El valor de las misas

Siendo infinito el valor de la misa, era el sufragio más importante, que se podía hacer por las almas del purgatorio. La eucaristía es el sufragio, que más aprovecha al alma, por quien se aplica. Por este motivo hay un interés especial, en que se apliquen muchas misas a la hora de la muerte, ya que de esta forma el difunto quedará liberado del purgatorio.

Del número de misas que se aplican, depende el rango social del difunto. El no aplicar ninguna misa o muy pocas, es indicio de que el difunto era muy pobre. Si por su alma se aplican de cincuenta a cien misas, estaba situado en lo que pudiéramos llamar la clase media. El que aplicaba de cien a doscientos misas, se encontraban en una situación desahogada. De doscientas para arriba, en una situación privilegiada. Son muy contados los que mandan que se digan a su muerte más de quinientas misas.


14. Los frailes

Era tal el cúmulo de misas que se encargaban en los testamentos, que la mayor parte de ellas no se podían aplicar en el pueblo, a pesar de que hay en ocasiones mas de diez sacerdotes residentes, sin oficio. Estas misas sobrantes se aplican en los conventos de Jaén, del Castillo, de Alcalá o de Cazalla y muchas de ellas en los altares privilegiados de la ciudad de Jaén. Hay difuntos, que mandan que le digan mil misas. La media de los que hacen testamento durante el siglo XVII es de unas 100 misas para los que hacen testamento. A partir de finales del XVIII hay una reducción del número de misas, tal vez por la grave situación económica de este periodo y por la naciente descristianización motivada por las luchas entre realistas y liberales. A finales del siglo XVIII y principios del siguiente se reduce de una manera muy importante la aplicación de las misas por los difuntos. Mientras que en la etapa anterior, el noventa por ciento de los que testaban aplicaban un número crecido de misas, a partir de finales del XIX esta cifra no llega al diez por ciento. Creo que influye en ello el hecho de que se deje al arbitrio de las familias, el cambio ideológico, que supone la ilustración y la pobreza de esta época, tan extendida en toda España a consecuencia de las múltiples guerras, a que el pueblo se vio sometido en este periodo.

Este decreto real va a incidir de una manera indirecta en la vida de los clérigos de las parroquias, que vivían del estipendio de las misas, de dos reales, que era el salario normal de un obrero en aquella época. De una manera especial va a incidir en la vida de los conventos, que van a tener que buscar otros medios de subsistencia, especialmente aquellos conventos, que no tenían bienes, ya que muchos de ellos vivían de los estipendios de misas.

Todo ello, unido a la desamortización, que empieza en esta época, va a crear muy serios problemas a la Iglesia y los conventos, que no han sido suprimidos, en el plano económico.


15. Aplicación de las misas

Como consecuencia de la teología de la satisfacción y del mérito, era muy frecuente, que los que testaban, dejaran una manda de misas, mayor o menor según su situación económica. Carlos IV, en el momento de morir mandó, ante el Conde de Floridablanca, que le dijesen veinte mil misas y que por conducto de los párrocos y de las juntas de beneficencia se repartiesen crecidas limosnas.
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En Valdepeñas, en los testamentos, se dejan muchas mandas de misas.
Muchos dejan en su testamento, que digan ante su cadáver, en la casa del difunto, todos los sacerdotes, que en ese momento estén en el pueblo.
Otras misas los priores deben enviarlas fuera, al no poder aplicarse en el pueblo. Uno de los deberes más importantes de los ministros sagrados es aplicar las misas por los difuntos. Las misas se encargan por el mismo difunto y en muchas ocasiones por el alma del esposo, suegros, padres, o hijos.

Los priores deben urgir el cumplimiento rápido de la misa, según habían mandado las Constituciones Sinodales: E porque somos informados que algunos clérigos resciben pitanzas por treintanarios e otras misas de testamentos e están muchos días sin las decir, en lo qual las ánimas de los defuntos son defraudadas, por ende, mandamos en virtud de obediencia e so pena de excomunión que cualquier clérigo que rescibiere pitanza(dinero) por la dicha causa, dentro en quinze días, a los más, comiençe a dezir las misas y treintanario de que así es encargado e las dexe fasta las acabar conplidamente
[15]

Se suele decir una misa con vigilia en el mismo entierro y después se hace el encargo más variado de ellas en distintas iglesias y conventos de acuerdo con las devociones particulares de los testadores.

Suelen encargarse, no con mucha frecuencia, las misas de San Gregorio (gregorianas) y las llamadas de San Amador. Ana de Torres, viuda de Antón Moreno, que muere el 27 de agosto del año 1648 manda que le digan las misas de San Gregorio, las de San Vicente Ferrer y las de San Amador. No deja herederos y manda que a su muerte se subasten todos sus bienes y con ellos se le apliquen misas.

Los treintenarios podían ser abiertos o cerrados. En los cerrados el sacerdote debía estar los treinta días sin salir de la Iglesia.
[16] Estos treintenarios cerrados estaban muy regulados en la diócesis. Las Constituciones Sinodales daban estas normas: Devoçion muy acostunbrada es que entre los fieles cristianos fazer dezir treintenarios revelados; e segúnt costunbre los que tienen cargo de los dezir, no deven salir de las Iglesias en tanto que no tovieren el dicho cargo, salvo si fuere para administrar los sacramentos e por mandamiento de su perlado. E porque las gentes no se resfríen en la dicha devoción, queremos e mandamos que se guarde así la dicha costunbre; e el que lo contrario fiziese, por ese mismo fecho incurre en pena de cinquenta maravedís, las dos partes para los otros clérigos de tal Iglesia, donde esto acaesciere; e la terçia parte para el acusador e executor.
.
E porque somos informados de que poco tiempo acá, quando algúnt treintenario se ha de dezir, e salen algunos de ellos de las Iglesias de lo qual se sigue escándalo e murmuración en el pueblo.
Por ende mandamos que el treintenario rebelado diga solamente un clérigo, no más, e éste recluso e recogido en la Iglesia segunt la forma de esta Constitución.
[17]

No aparecen en los testamentos las misas del Conde o las misas del destierro de Santa María, ya que habían sido prohibidas bajo la pena de excomunión como práctica superticiosa.
[18]
Se manda expresamente que una gran parte de ellas, se digan en la parroquia, concretando en algunos casos la capilla o altar (de animas, del Rosario etc.) o en la ermita del pueblo, en que se desea se diga la misa.

Hay un especial interés, en que las misas se digan en los altares privilegiados de la ciudad de Jaén. Los conventos de religiosos, la Catedral (en la bóveda de la Iglesia Mayor) y la Virgen de la Capilla tenían el privilegio de altar privilegiado, ya que de esta manera se ganaba una indulgencia plenaria.

Los lugares que más insistencia aparecen en los testamentos, siguiendo un orden de importancia son: El altar de la Iglesia mayor, Nuestra Señora de la Capilla de San Ildefonso, Nuestra Señora de la Cabeza, el arquillo o arquito de San Lorenzo, el Convento de San Francisco, el Convento de la Virgen Coronada, el Convento de la Trinidad, el Convento de Nuestra Señora de la Esperanza de los Basilios de Cazalla, el Convento de Carmelitas Descalzos, y Convento de San Francisco de Córdoba.

Dentro del mismo pueblo tienen preferencia el altar de ánimas, la Virgen del Rosario o la ermita del Santísimo Cristo de Chircales a partir de mediados del siglo XVIII. Desde finales del siglo diecisiete, empiezan a encargarse algunas misas en Chircales, pero es a partir de 1.700 cuando empiezan a ser muy frecuentes estos encargos en los testamentos.
[19]

El número de misas empieza a disminuir, una vez que empieza a decrecer el espíritu de la contrarreforma, y especialmente, por las incidencias de las continuas guerras, a que va estar sometida España en todo el siglo XVIII, ya que los pueblos están sometidos a una permanente sangría por los impuestos reales y viven en la mayor indigencia.

Todos tenían un interés especial, en que los sacerdotes que en ese momento estuvieran en el pueblo, dijeran misas ante el cadáver en la casa del difunto, invocando su salvación eterna. Es curioso el testamento que hace uno de nuestros paisanos, Juan García, que muere en noviembre de 1668. Es pobre, vive solo y sólo tiene una vaca. Se ve morir y manda que a su muerte se venda la vaca y con su importe paguen los gastos del entierro y le digan unas misas. El Prior cumplió con puntualidad el deseo de Juan y transcribe la ejecución de esta forma: Tenía el dicho Juan García una vaca con una becerra, la cual se echó en almoneda (subasta) y pasados los nueve días, se remató a Francisco Ruiz Barriga, vecino de esta villa, como mejor ponedor en cantidad de trescientos reales y medio; de los quales, pagado el entierro, cera y ofrenda y los pregones, quedaron ciento noventa y ocho reales, digo ciento noventa y dos, con los quales se le an de decir ciento diez misas y sobran dos reales y 12 mr.
[20]

Era tal el interés que los fieles tenían en la aplicación de algunas misas por su alma, que se cuenta de Francisco de Anguita (+1734) que era tan pobre, que mandó que se subastara un caballo que tenía y con el importe se le dijeran unas misas. Transcribo la historia tal como la cuenta el cronista de la época: El bachiller Pedro Antonio Martínez y Arias, Prior de la Iglesia parroquial del Señor Santiago, certifico que por los herederos y albaceas del dicho Francisco de Anguita se hicieron repetidas diligencias, para vender el caballo, que quedó por fín del dicho difunto y que mandó que se le dijesen en misas; el cavallo no tuvo valor, lo uno, por estar cayéndose muerto y lo otro por razón del año tan malo, no hallaron quien lo quisiera comprar en esta villa ni fuera de ella; ni alguno de los sacerdotes de la villa lo quiso tomar y decir su valor en misas; y por cuya causa y por no tener que darle de comer, lo entregaron y dieron por misas al monasterio de San Vasilio de Cazalla y sus religiosos; los que dieron recibo de 50 misas, firmado del Padre Abad, en que se obligó a decir y que se le dijesen 50 misas por el ánima del dicho difunto Francisco y así me lo participaron los herederos y los albaceas y pidieron lo pusiese para que conste en este libro.


16. EL VIÁTICO

El viático en aquella sociedad profundamente religiosa, se hacía con gran esplendor y tenía mucha resonancia, ya que una gran parte de los habitantes del pueblo participaba en él. El sacristán convocaba a los fieles con tres campanadas. Esperaba un tiempo determinado y cuando se había congregado un número suficiente de feligreses, con siete golpes de campana, indicaba que iba a salir de la Iglesia el Prior para llevar el viático al enfermo.

El Prior vestido de sotana, sobrepelliz, estola, llevando en sus manos el portaviático de plata, cubierto con un paño de seda, cierra la comitiva de fieles.
Se organiza la procesión a la casa del enfermo. Delante va el monaguillo, tocando la campana.
En la procesión a la casa, además de un nutrido grupo de fieles con sus velas encendidas, van siempre los miembros de la Cofradía del Santísimo Sacramento con los quarenta achones, que tienen preparados al efecto.

Si el difunto ha pertenecido a alguna de las cofradías del pueblo, también le acompañan los hermanos, como un sagrado deber.
A su paso estaba mandado que todos los espectadores se arrodillaren, los que fueren a caballo que se apeasen de él para adorar al Señor, y los que trabajaban en algún oficio, que dejasen de trabajar y se asomasen a las puertas o ventanas para hacer la debida reverencia.

En la casa del enfermo, hay de antemano preparada una mesa con sus manteles y unas velas encendidas,
Terminado el acto, por sus mismos pasos, vuelve el séquito a la Iglesia parroquial.


17. La unción de los enfermos

La extremaunción es un sacramento de la Iglesia, por el que se limpia el alma de toda reliquia de pecado, se da mayor fuerza para resistir al demonio y sobrellevar los dolores de la enfermedad, podría ayudar a recobrar la salud corporal, se aumenta la gracia, y se da al enfermo la confianza tan necesaria para ese trance.
[21]

La extremaunción no se recibía en el momento del viático, ya que se daba, cuando había manifiesto peligro de muerte. El Cardenal Moscoso había mandado que ningún prior o cura lleve, ni administre estos dos sacramentos juntos, si no fuere en caso de extrema necesidad, ni administre el de la extrema unción al que no estuviere en peligro de muerte
[22]

Al principio solía preceder la unción de enfermos al viático, ya que de esta forma el alma quedaba limpia de los pecados antes de recibir al Señor.
Estaba terminante prohibido a los sacerdotes cobrar nada por su administración.
[23]
La administración se hacía también públicamente, organizándose un cortejo parecido al anterior, ganando los asistentes cien días de indulgencias.

18. La hora dela muerte

Al enfermo deben ayudarle los asistentes a bien morir, haciéndole recitar el nombre de Jesús o las palabras de Cristo en tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Se hace la recomendación del alma.
Una vez que el enfermo ha expirado, se le cierran los ojos y la boca y se le atan las manos.

Inmediatamente se le pone la mortaja, que solía ser uno de los hábitos religiosos de los frailes existentes en el pueblo o región. La razón de ello era, que de esta forma se ganaba una indulgencia plenaria. El hábito más usado era el de San Francisco, ya que el Papa León X había concedido muchas indulgencias. El hábito religioso solía ceñirse con un cordón, ya que los que traen cordón del Señor San Francisco, correa de Santo Domingo o de San Agustín, y escapulario del Carmen, la Trinidad, San Pedro Mártir, de la Merced, de Nuestra Señora de los Remedios, ganan muchos perdones y en el artículo de la muerte, indulgencia plenaria.
[24]

Las mujeres mandaban enterrarse con el hábito de la Virgen del Carmen.
Con motivo de la muerte y como señal de duelo, era frecuente la manifestación externa del dolor. Aparecen muy tempranamente, en el siglo XV, las endecheras o yoras, que son mujeres, que lloran con llantos tristes y dolorosos, cuando muere el difunto o en el momento de acompañarle a la tumba. Las endechas eran poesías fúnebres o cantos de duelo, que se entonaban de una forma parecida a los romances. Las guayas eran los lamentos o llantos, que se hacían por una desgracia, en el caso concreto por la muerte del difunto. En ocasiones estas manifestaciones eran tan escandalosas, con lloros, gritos de dolor, tirones de los pelos, tirarse por los suelos etc, que la autoridad eclesiástica tuvo que intervenir. Las Costituciones sinodales de Jaén de 1511 prohibían que ningún clérigo in sacris o beneficiado no se messe ni llore deshonestamente ny traiga luto por defunto salvo en cierta forma
[25] y que de aquí en adelante ninguno non sea osado de hazer guayas sin decir las tales endechas. E quando lo tal se fiziere mandamos a los clérigos que a las exsequias de los tales defuntos concurrieren, cesen en el oficio y de lo acompañar, que fagan cesar las campanas, que no se tangan por tales defuntos; e que no los entierren en sagrado, fasta que las tales endechas y los que tales guayas fiziesen, cesen de lo fazer e se aparten de acompañar el tal defunto, e se salgan de la iglesia, donde se oviere de enterrar[26].

Entre estas endecheras encontramos las plañideras, que hasta hace muy poco llenaban de gritos y lágrimas los velatorios por los difuntos, especialmente en el momento de llevarse el difunto.


19. Las cofradías de ánimas.

La cofradía de animas en esta época estaba constituida en todas las parroquias. Celebraban una fiesta el día de los santos o difuntos, a la que debían de asistir todos los cofrades. Tenía como fin encargar sufragios por las ánimas benditas del purgatorio para que fueran liberadas de las penas el purgatorio. Con este fin organizaban cuestaciones y tenía un cepillo o bazín en el altar de animas, en el que los feligreses podían depositar las pertinentes limosnas. Se organizaban bailes de animas con el fin de recabar dinero, obligando a los jóvenes a pagar una cantidad determinada por su edad, y dispensando a las mujeres de cualquier tipo de aportación económica. Hacían cuestaciones por el pueblo y los cortijos. Era célebre la cena de la noche de ánimas, en la que la familia se reunía para recordar a sus difuntos.
Estas cuestaciones en algunas ocasiones fueron abusivas y grotescas.
Cuando los familiares no podían hacer frente a los gastos del entierro, lo hacía la cofradía de ánimas, llegando incluso a encargar sufragios a favor de los llamados pobres de solemnidad. El hecho de pertenecer a la cofradía, le daba derecho, a que un número bastante representativo de fieles acompañara al difunto, con sus velas o hachones encendidos, en su tránsito al más allá.

Las restantes cofradías del pueblo dedican una parte muy importantes de sus estatutos a regular la asistencia a los entierros. Todos los habitantes del pueblo pertenecían a una o varias cofradías, como veremos en su lugar, teniendo de esta manera asegurado un gran número de asistentes a ese momento tan trascendente de su vida.

20. El entierro

Había distintas formas de celebrar el rito del entierro. El entierro mayor o de acompañamiento pleno o entero se celebraba con la asistencia de cinco o más sacerdotes. El de medio acompañamiento, solía llevar sólo dos o tres presbíteros. El llano, uno sólo.
Por la clase o tipo de entierro era fácil describir la posición social del difunto.
El estipendio que se pagaba por el entierro era en especie y en dinero. Veamos, como muestra el existente en 1672.
Las distribuciones entre los que intervenían en el entierro se hacían de la manera siguiente:

En el entierro de acompañamiento mayor:
1. Al Prior y beneficiado le correspondían 16 reales a cada uno.
2. De derechos de fábrica siete reales.
3. De Misa y vestuarios 4 reales
4. De Ofrenda dos fanegas de trigo.
5. De cera para el altar y ciriales libra y media, en seis velas de cuatro onzas.
6. De los dobles de las campanas seis reales a los dos sacristanes.
7. De la Vigilia a los mismos seis reales.
8. A cada acompañado, un real y una vela.

En el entierro de medio acompañamiento:
1. De caja y misa doce reales al Prior y Beneficiado cada uno.
2. De ofrenda una fanega de trigo
3. De derechos de Fábrica y sepultura, cinco reales.
4. De la cera para el altar una libra.
5. A los sacristanes de las campanas y vigilia 11 reales
6. Cuatro acompañantes que llevan un real y una vela.
7. Un real a cada uno de los acólitos.
8. Dos reales de solar para la sepultura.
En el entierro llano no cobraban nada.
La muerte traía consigo un gasto bastante elevado, ya que había que pagar, además de los gastos del testamento, al campanero, al sacristán, al organista y cantores, a los clérigos, al enterrador, los gastos de las ofrendas y cera.

Estas diferencias eran admitidas en aquella sociedad tan clasista.

En ocasiones, tuvo la autoridad eclesiástica que intervenir, ya que se buscaba a toda costa, por vanidad distinguirse de los demás: Fallamos, otrosi, en algunos lugares de dicho nuestro Obispado, que los clérigos quando traen los cuerpos de los defuntos a las Iglesias fazen ciertas paradas con ellos en las plaças e calles de los lugares, poniéndolos encima de mesas, que para ello tienen aparejada, e allí diz que cantan ciertos responsos e versos planos, poniendo para ello de su propia autoridad nuevas pitanzas
[27]

Estaba prohibido hacer los entierros por la noche, a no ser en caso de extrema necesidad ni se podía celebrar los días festivos.
[28]
Una vez que se producía la muerte, y se amortajaba el difunto, era colocado sobre una alfombra para el velatorio, con cuatro hachas o velas encendidas.

Los toques de campanas estaban muy determinados por la autoridad eclesiástica: Primeramente, quando algunt onbre o muger de la presente vida fallesciere, que sea luego encomendado en la Iglesia, donde fuere vecino: el varón con tres dobles e la muger, con dos dobles, como se acostumbra a fazer. E que después no doblen más fasta que los clérigos salgan de la Iglesia con la cruz para ir por el defunto, e que entonces doblen fasta que el cuerpo sea enterrado en la Iglesia, y que, después, den un doble a la entrada de la vigilia y de la misa, e no doblen más fasta que salgan con que doblen las canpanas después de la misa de tercia, antes de la cruz con la sepoltura.
[29]

Estas normas del Sínodo serán cambiadas, como explicaremos al hablar de las campanas.

Se organizaba el cortejo hacia la casa del difunto. El sacristán abría la procesión con la cruz de plata. Le acompañaban unos monaguillos con el agua bendita y el incensario. Durante el trayecto el sacristán cantaba unos salmos en latín y una vez que llegaban a la casa del difunto, lo colocaban en la caja de madera, que había sido llevada sobre unas andas por los amigos o familiares del difunto o por clérigos, si se trataba de un sacerdote.

La caja se cubría con un paño de tafetán. El ataúd apareció con posterioridad y sólo lo usaban los ricos.
Una vez que el difunto llegaba a la Iglesia se cantaba la vigilia y se decía la misa de difuntos.
En el ofertorio era costumbre, según una tradición antigua, ofrecer en nombre del difunto algunos dones o dádivas, como panecillos, dinero, etc.

Terminada la misa, volvía a sonar la campana y el semanero incensaba el cadáver, cantando el responso pertinente al caso.
A continuación se procedía al enterramiento en la misma Iglesia, debiendo intervenir los albañiles a los ojos de los asistentes.

Había posibilidad de elegir el lugar o sitio de enterramiento. El Sínodo de 1511 había determinado que cada uno pueda elegir sepultura en la Iglesia o monasterio, donde le plugiere y ningún clérigo ni religioso faga por induzimiento mudar su próposito.
[30] Esta permisión estaba limitada ya que las mismas constituciones mandaban que ninguno se entierre debajo de los altares ni de las gradas ni debajo del sagrario y ninguna sepultura esté más alta del suelo ni se pongan tumbas[31]

En Valdepeñas, las sepulturas se hacían en la Iglesia parroquial y en un momento posterior en un cementerio que había cerca de los muros del templo. Excepcionalmente se hacía en alguna de las ermitas, donde solían enterrarse los santeros, que había estado al servicio del templo y algún devoto del titular. Las ermitas preferidas solían ser las de Santa Ana y San Bartolomé.

A principios del siglo XVIII la iglesia se dividió en dos trances, siendo el más caro el que estaba situado cerca del altar mayor. Había en la Iglesia sepulturas propias, compradas por las familias y otra parte dedicada a enterramientos comunes. Este tipo de enterramientos creó muy serios problemas, ya que el pavimento de la Iglesia estaba continuamente remodelándose y, si el enterramiento no era correcto, olían los cadáveres, a pesar de que los tapaban con cal.

Con la muerte del difunto empezaban los lutos, que eran muy rigurosos. Estos consistían en un sayal negro, y un pañuelo o toquilla sobre la cabeza de la mujer. El luto masculino constaba de un calzón-ropilla, un jubón y ferreruelo o capa carta con cuello de paño negro, que era de mejor o peor tela según la capacidad económica del interesado. Estos signos externos estaban acompañados, de un encerramiento en la casa, de la que los familiares no podían salir por un tiempo determinado, según los mayores o menores vínculos de sangre con el difunto y según el mayor o menor rigor de cada momento.

En realidad la prohibición tenía un matiz político, evitando a toda costa que hubiere en los sepelios el menor tinte de panegíricos políticos.
Costumbre, que con sus variantes, ha llegado hasta nuestros días, aunque ya está desapareciendo.

Con una real orden de 13 de febrero de 1857 el gobierno prohíbe las exequias eclesiásticas, aduciendo razones sanitarias. Ante la queja de los Obispos y la polémica, que se crea en la sociedad civil, se ven obligados a suprimir la prohibición, pero colocando una apostilla muy curiosa: Que adopte las disposiciones convenientes a fin de que los cementerios comprendidos en el término de esa diócesis, al hacerse los entierros, se hagan solo las preces y oraciones piadosas establecidas por la Iglesia, y se evite con el menor celo, que se pronuncien y lean discursos o composiciones poéticas, se hagan demostraciones de cualquier género contrarias a la disciplina eclesiástica o se ejecute acto alguno de carácter profano, ajeno al respet,o que se debe a los lugares consagrados por al religión católica.


21. El nuevo cementerio

Nace en este momento una nueva ley civil sobre la supresión de los cementerios en las Iglesias y comienzan a construirse fuera de la ciudad los cementerios civiles. Esta ley tropezó con una gran resistencia en los pueblos y ciudades, ya que se creía que alejar a los difuntos de las iglesias, era una especie de secularización de la muerte.

Ante esta nueva ley civil, se plantea la necesidad de construir un nuevo cementerio en Valdepeñas. Se elige la ermita de San Sebastián, con sus anejos. La elección fue hecha por el mismo Obispo Melo de Portugal, ya que éste construye el cementerio y remodela la ermita de San Bartolomé a su costa.

El primer difunto, que se enterró en el cementerio el día 26 de Marzo de 1.806, aunque aún no se había bendito, fue Juan José Arias Extremera, casado en primeras nupcias con María Serrano Castro y en segundas con María Escabias.
Dejó como albaceas a Pedro García de Quesada , Fernando Cabrera Arias, y Juan Antonio Extremera, ambos sobrinos. Dejó heredero a su hijos José de Arias Escabias, presbítero, habido en su segundo matrimonio.

Hacia el año 1600 se enterró en la Iglesia de Valdepeñas una señora llamada Dña. Leonarda de Aguilar Cabeza de Baca. A los cuarenta años los parientes, abrieron su sepultura y se encontraron con la sorpresa, de que el cadáver permanecía totalmente incorrupto. La admiración en el pueblo fue tan grande, que se invitó a que viniera D. Juan Gutiérrez de Godoy, que era médico del Cabildo y una de las figuras más egregias de la medina giennense. El Doctor quedó tan impresionado, que escribió en 1641 un libro, que lo tituló de esta forma Discurso para probar que es caso milagroso el aver hallado incorrupto el cuerpo de Dña. Leonarda de Aguilar Cabeza dela Baca, quarenta años después del enterrado tenido en la Iglesia de Valdepeñas. Impreso en Jaén por Francisco Pérez del Castillo, 1641.

22. Las campanas

Campana y campo, dos mundos unidos. El sonido de la campana llega a todos los ámbitos; acompaña en sus cantos al sembrador, cuando abre la sementera; al segador cuando apila el trigo y la cebada; al pastor cuando, desde la alta piedra, llama a sus ovejas.

Por esto la campana es llamada, cuando toca a vísperas; es gemido, cuando llora la muerte con su sonido lastimero; es gozo, cuando, en su volteo, convoca a la gran fiesta; es aviso, cuando en su repiqueteo insistente nos avisa de un fuego. La campana es milagro. Cuando la tormenta y el granizo caían sobre los campos, todas las campanas tocaban y los rayos y las torrenteras pasaban sin hacer daño. ¡Y ay del Prior que no tocara las campanas¡.

Hoy la campana no es lo que era. Los relojes eléctricos y digítale la han desplazado. En otros tiempos el dueño y señor era el reloj de sol. En la sociedad secular, hay otros sones: La televisión, la radio, los motores trepidantes de los coches y de las motos o los altisonantes altavoces de equipos musicales. La campana es inútil y en ocasiones molesta y se le persigue.

En una sociedad medieval o barroca marcaba el ritmo de las horas: Vísperas, maitines, tercia o completas. Al amanecer, cantaba a la aurora y una reala de burros, mulos, vacas y caballos caminaba a abrir las sementeras de los campos con sus jinetes a bordo; al mediodía nos invitaba al angelus, y el campesino sacaba de sus mochilas la bota de vino, el bollo de higo y los cuernos del aceite y vinagre para hacer su ensaladilla de tomate; a la tarde, con el toque de ánimas, nos invitaba a pedir por los difuntos y por la noche, cansados y agotados, nos llamaba a la cama y al rezo de las completas.

Sólo permanecía silenciosa el jueves santo, para llorar en el silencio de su campanil la muerte de Cristo.

La campana y su campanario. El campanario es como el lecho, en que se acuesta para dormir la campana. El campanario y la torre, alta y desafiante, en el centro del pueblo, visible desde todos los ángulos, para que su canto llegue lejos, muy lejos y se oiga desde todos los contornos.

El campanil y la espadaña son más modestos.
El oficio de campanero, hoy desaparecido, era muy importante. El reloj de sol y la posición de las estrellas al amanecer le indicaban la hora.
Si no tocaba a tiempo, era recriminado por los vecinos, ya que por su culpa habían llegado tarde al tajo. El ritmo de la ciudad se rompía. A un campanero borrachín, le hicieron un expediente por no tocar a tiempo las campanas. ¡ Que revuelo se armó en el pueblo!
Yo he pensado que este oficio era muy importante, aunque cobraba sólo mil reales al año.

Muy importante era también el oficio de hacer campanas, ya que a cada campana tenía que dar su timbre, de tenor o de bajo, más ronco o más estridente y combinar la estructura del badajo en cada una de ellas. Las campanas eran una sinfonía de notas, empezando en la escala del do bajo hasta llegar al do del tenor. La experiencia acumulada indicaba al artista la estructura, la composición, el vuelo para sacarle la más variada combinación de notas.

Los campesinos identificaban su nombre por el timbre de su voz.
Toca la santa María, toca la Santa Ana, decían los campesinos.

La vida de cada uno se identificaba con su campanario. La campana marcaba los acontecimientos de la vida y cada una de ellas tenía un oficio y un contenido. La campana no era muda, tenía su lenguaje propio y especifico en la muerte o en la fiesta. Al venir al mundo, gritó para que todo el mundo supiera, que había nacido un niño. Cuando nos casamos, lanzó al aire tres repiques, el primero, el segundo y el tercero, dando tiempo a los vecinos para que sacaran de sus viejas arcas los trajes nupciales con olor a alcanfor. Los domingos, con repiques de gloria, convocaban a la misa mayor.

Pero quizá, donde la campana se hace sinfonía por su variedad, es en la muerte. La campana acompaña al cristiano de una manera especial. Toca en el viático (5 toques) y en la extrema-unción ( 6), esperando que los fieles se asocien al cortejo para ir en procesión a la casa del enfermo o le encomienden al Señor en su agonía. Cuando el enfermo moría, el campanero tocaba a muerto, con su tan-tan espaciado. Y casi todos los vecinos se ponían en marcha. Las mujeres con sus negras tocas y los hombres con sus blusas recién lavadas.

En aquellas sociedades tan clasistas, la campana también era clasista, tenía que tener algún defecto. Las campanas de los pobres eran los esquilones, campanas sí, pero pobres y humildes.

Cada campana tiene su nombre y personalidad propia. En los pueblos, en los campanarios hay normalmente cuatro campanas, cada una con su nombre, jerarquía y volumen. La costumbre, en cada pueblo, les dará una función distinta a cada una de ellas, a no ser que el Sínodo determine otra cosa.

En Valdepeñas las campanas se quebraron de tanto tocar y el Obispo D. Rodrigo Marín Rubio, en la visita pastoral pastoral mandó al Prior que arreglara las campanas. El día 20 de septiembre de 1711 Martín de Munar Gallego, maestro en campanas, presentó un presupuesto de 1.126 reales. El maestro fundió la campana grande. Su subida al campanario fue un espectáculo, aunque muchos comentaron, que tenía otro son distinto.

El campanario era pobre y a los pocos años ( 1750, l.de sepelios III, p. 319) se hicieron otras dos campanas nuevas, al estar quebradas y cansadas de tanto sonar. El Maestro fue Joseph de la Cuesta, que cobró 121.839 mrs.

En las catedrales, con sus dos torres, hay muchas campanas. Pero hay una, la mayor, las más grande, la que manda en la ciudad. Cuando es volteada, en los grandes acontecimientos, debían responderle todos las campanas de la ciudad. Hasta que ella no cante, las demás deben guardar el más absoluto silencio.

Cuando muere el Deán de la Catedral D. José Martínez de Mazas el día 20 de abril de 1805 el Presidente del Cabildo manda que se echen los dobles repiques de campanas acostumbrados.
Cuando muere Fray Melo de Portugal, el Dean de la catedral ordena: Que inmediatamente se toque a sede vacante con tres signos de a treinta toques pausados cada uno y luego todas las campanas a repique y concluido el último habrá un cuarto de hora sin intervalo en todas las campanas a que acompañarán las de las parroquias y conventos de esta ciudad y lo mismo en los demás días en que se toque en la matriz con este motivo hasta concluirse el novenario.

Nunca había pensado que las campanas tuvieran tanta importancia en aquella sociedad.

Las campanas tuvieron también mucha importancia en la liturgia, con un ritual propio para su consagración.
El día treinta de mayo de 1805 Fray Melo de Portugal consagró seis campanas para el servicio de la catedral en un acto solemne.
[32]

Es narrado por el cronista de esta manera: La tarde anterior, ante la expectativa y curiosidad de miles de personas, entraron en la Iglesia y se colocaron en el trascoro cerca de las verjas.

Se cubrió el pavimento con una gran alfombra roja. Frente al altar se colocó una tarima para la silla del Obispo. Delante de este sitial una mesa cubierta de damasco con manteles y sobre ella dos cofres con agua, sal, dos navetas con incienso, mirra y otra con el óleo de los enfermos, y un migón de pan. En un banco circular vestido de damasco estaba situado el Cabildo junto con el clero y capellanes. Un fascistor para el pontifical y otro, con paño blanco, para el evangelio.

El Obispo, de pontifical, con capa magna, en compañía del Cabildo, se dirigió al trascoro, yendo delante la cruz de jaspe, llevada por un colegial, y acompañada pos dos monaguillos con sus ciriales de plata.
Su Ilma. lavó interior y exteriormente cada una de las campanas con una amplia toalla blanca.
Posteriormente entregan al Obispo el óleo y, una tras otra, va ungiendo cada una de las campanas con bastante óleo, tanto por fuera como por dentro.
Posteriormente pone incienso y mirra en el fuego e inciensa cada una de ellas.
Las campanas brillan bañadas de aceite y, con la consagración, han sido dedicadas a llamar al pueblo a la Iglesia y proclamar la voz de Dios.
El incienso y la mirra, en burbujas de humo, suben lentamente a las bóbedas de la catedral
Con sus voces bajas, agudas o estridentes llenarán los aires de Jaén con sus mensajes.

El coro cantó las antífonas y salmos mandadas en el Pontifical.
Actúo como diácono y cantó el evangelio D. Luis Javier de Garma, Chantre de la Iglesia Catedral.
Terminada la ceremonia marcharon a la Sacristía. En este momento las otras campanas, las viejas, llenaron el aire de Jaén, con sus largos y melodiosos sones.

El Obispo bendijo 6 campanas, a cada una de los cuales puso su nombre en el momento de ungirlas, como si se tratara de un niño bautizado.
La más grande pesaba 148 arrobas y se llamó Sacramento, ya que había de convocar a los fieles a la eucaristía.
La siguiente en peso se llamaba María de la Capilla, pesaba 78 arrobas, y estaba dedicada a María.
La tercera, en honor del primer Papa San Pedro, de 59 arrobas.
Y, no olvidándose que nos encontramos en la tierra de María Santísima y San Eufrasio, a las restantes les pusieron los nombres de María de los Dolores (42 a.), María Eufrasia (30 a.), y María Luisa (22 a).
Así terminó la consagración.

Al día siguiente, un espectáculo y grande. Subir siete campanas de tamaño peso a sus altas torres, sin escaleras automáticas, y sin electricidad.
El Chantre Garma era especialista en estos quehaceres.
Estuvieron mudas e impacientes unos días, pero al fin rompieron el cielo azul de Jaén con sus melodías.

Las campanas siguieron tocando durante siglos. Torredonjimeno fue el centro de fundición más importante de la provincia. El Fundidor valenciano Vicente Rosas Soler llenó nuestros campanarios de campanas. Campanas que aún siguen sonando, pero no son como las de antes, ya que nadie les hace caso e incluso molestan.

23. Muertes violentas

Es interesante constatar, que en todo el periodo examinado, sólo hay un suicidio. Me ha impresionado, que en todas las actas de sepelio revisadas en un periodo que va desde el año 1631 al 1880 no haya aparecido ningún caso de suicidio. Siempre había creído que los muchos suicidios que se daban en la zona de la sierra sur, eran debidos a un fatalismo heredado de los árabes.
Las muertes violentas podemos clasificarlas en tres planos:

1.Muertos a consecuencia de un enfrentamiento entre dos personas. La venganza privada fue muy frecuente en esta época, ya que la justicia no funcionaba correctamente, existiendo el favoritismo a favor de los nobles o personas de más relieve social. Por este motivo era frecuente tomarse la justicia por sus propias manos.

El profundo sentido del honor se defendía más con la espada que con los pleitos que eran por otra parte interminables.
Los pleitos dejaban exhaustos los bolsillos de los contendientes, de acuerdo con la maldición gitana ¡Pleitos tengas y los ganes!

Este tipo de muertes es frecuente entre personas jóvenes. La mayoría a la edad de 20 años, posiblemente por razones de enfrentamientos a consecuencia de los celos.
Hay varias muertes entre adultos debidas a asuntos económicos, como deslinde de fincas, robos etc.
Otras muertes son casuales por una caída, a consecuencia del fuego etc.
Una muerte verdaderamente trágica, que conmovió a la villa en el año 1643 fue la de Domingo Martín de Arévalo, de oficio barbero, el cual mató el día 16 de febrero de 1643
[33]a una joven soltera, llamada Baltasara Ruiz de Arteaga, que era hija de José Ruiz. Esta había matado con anterioridad, posiblemente a un hijo de Domingo.

Al día siguiente José Ruiz de Arteaga se vengó de la muerte de su hija y mató a Domingo, su asesino.
El doble crimen conmovió a la villa y las gentes comentaron y comentaron las miles incidencias de la tragedia, con los más variados comentarios.

Dos muertes inútiles. Como trasfondo de todo ellos los celos y como consecuencia la venganza, como determinante de ambas muertes. La justicia había actuado con mucha lentitud y los gastos y costas de un largo pleito habían arruinado a ambas familias hasta el extremo de que dice el cronista de los acontecimientos Domingo no hizo testamento ni tubo bienes porque todos los que tenía los gastó la justicia de esta villa en costas, siguiendo el pleito criminal, porque mató a la dicha mujer.

De Don José Ruiz el cronista dice lo mismo de la parte contraria: No hizo testamento por ser hija de familia y porque no hubo bienes su padre por haberlos gastado la justicia de esta villa en costas del pleito criminal de una muerte que hizo la dicha Baltasara Ruiz. Todos los bienes que tenía se los gastó en el pleito.

La acusación de lentitud a la justicia, ha existido en todos los tiempos. Pero tal vez en aquella época, en que no existían ni máquinas de escribir ni ordenadores, el problema era más inquietante (12 febrero y 16 y 17 del 1643). Ambas familias quedaron tan arruinadas por el largo pleito que el entierro de ambos debió el Párroco hacerlo gratuito.

Muerte de un empleado de hacienda. Los impuestos han existido en todos los tiempos. El cobro de ellos en las épocas pasadas era mucho más complejo, ya que cobraba impuestos la Iglesia, los ayuntamientos y los órganos del Estado.

Algún moroso no había pagado sus débitos y en Valdepeñas se encontraron dos ejecutores. Se encontraban en el Ayuntamiento y la discusión entre ellos fue tan tensa que D. Sebastián Pérez de Ribera, vecino de Baeza, fue muerto por otro ejecutor de Jaén, tras una larga discusión. Lo mató de una puñalada.

Encuentro de intereses. Ya decía un santo religioso, que cuando se habla de dinero hasta los santos se bajan sus peanas.
Dinero y muerte. ¡Cuantas veces van hermanados ¡
[34]

A José Extremera Martínez, lo encontraron carbonizado dentro de una choza, el 22 de octubre 1789,
[35] en la zona de Carboneros, ya que quedó dormido dentro de ella..

Lázaro Serrano Rosales, murió al caerse de un caballo, el día 5 de nov. de 1790, ya que el caballo se espantó y se dio un fuerte golpe en la cabeza en la caida..
[36]

Un vecino de Cazorla, cuyo nombre no se conocía, fue apuñalado en una pelea por un vecino de Valdepeñas (28 de julio 1813)
[37]

Francisco Parra murió de una herida, causada con un arma punzante y cortante el 21 de enero 1831.
[38]

Esteban Milla murió de una puñalada, a la edad de 40 años, el día 27 de diciembre de 1841.
[39]

Diego Serrano, de 51 años, casado con Mariana Serrano murió de una puñalada el día 22 de febrero de 1849.
[40]

Cristóbal Madera, de 20 años, cayó de un quejigo y murió de repente el 2 de mayo de 1846.
[41]

Félix Fortunato Demis, natural de Florencia, casado con Pascuala Liria murió de una puñalada en el vientre a la edad de 46 años el 1871
[42]

Jerónimo Molina de 20 años, murió de una puñalada el 1862.

Antonio Cabrera, de 20 años, hijo de Francisco Cabrera y Dolores Marchal, murió de una puñalada la noche del día 21 de noviembre de 1663.

María Manuela Cortés Escribano, de 3 años de edad, murió carbonizada el 18 de dic. De 1853.

Antonio Prieto, de 26 años, casado con Paula Esteo, muere de una puñalada, a consecuencia de las heridas en febrero de 1866.
[43]

José Martín, de 22 años, era natural de Frailes y murió en el cortijo del Espinar a consecuencia de una puñalada el día 23 de diciembre de 1866.
[44]

Ajuste de cuentas. A Joan García se lo encontraron muerto en la cañada de Padilla. Le habían dado un tiro con un alcabuzazo y aunque la justicia estuvo haciendo gestiones, no pudo averiguar gran cosa. Sólo llegaron a averiguar que era vecino de Granada, según habían dicho algunos que lo habían tratado.

2. Son frecuentes las muertes de mendigos, que pasan por el pueblo, caen enfermos y se quedan para siempre en Valdepeñas. La masa de mendigos ambulantes, que en algunos momentos necesitaban la autorización de las actividades civiles, era impresionante. No podían mendigar a partir de las diez de la noche, ya que se exponían a que los metiesen en la cárcel. De muchos de ellos no se conoce ni el nombre, pero los habitantes del pueblo les pagan el entierro y hasta le aplican algunas misas.

Las causas que determinan la muerte son la extrema necesidad, en que se encuentran. En varias ocasiones estas muertes son debidas al frío, como se puede ver por la época en que mueren. A muchos de estos los encuentran muertos y a otros los internan en el Hospital, que estaba casi siempre lleno con estos mendigos. Ello va a dar lugar a la creación de los asilos, que van a cobijar a estos pobres peregrinantes.

Muerte de un fraile incorregible. En el año 1638 pasó por el pueblo un fraile franciscano, Fray Juan de la Higuera. Iba de casa en casa pidiendo limosna. Aquella noche hizo mucho frío y debió pasarlo muy mal. A la mañana siguiente lo encontraron muerto y se armó el revuelo en el pueblo. Nadie sabía su nombre, ni de que convento procedía. Debió intervenir la justicia; registraron sus pertenencias, y encontraron unos papeles en los que aparecía una sentencia del Provincial de Sevilla, por la que lo expulsaban de la orden por incorregible.

Todos tuvieron lástima del pobre Juan y decidieron las piadosas mujeres aplicarle unas misas a aquel pobre fraile, que había sido un poco revoltoso. Bastante penitencia había tenido yendo de la ceca a la meca pidiendo un poco de pan. Dios habría perdonado sus insumisiones.(4-junio- 1638-12). El pobre Fray Juan debió ser más obediente.
[45]

Nicolás García (14 abril-1657) era un zapatero de Córdoba, que vino con los instrumentos a cuestas, para trabajar. Lo ingresaron en el Hospital, donde murió a los pocos días, ya que estaba muy debilitado por su edad.
Este trasiego de pobres que iba pidiendo limosna de un pueblo para otro era muy frecuentes. Los lugares de procedencia son de lo más variados, existiendo entre los enumerados un francés y varios de fuera de la provincia:
Diego natural de Écija ( 20 diciembre 1636).
Encontrado muerto sin nombre (26 de diciembre de 1632
Domingo Fortasin, francés, (27 de junio 1673).
Un pobre de Torres de Segura (3 de sep. 1678)
Francisco de Cañas, natural de la Alcarria (17 de mayo de 1680)
Miguel, natural de Torres (3 de marzo de 1681)
Francisco Aguayo, natural de Montefrío, muere en el cortijo del Hoyo (el 3 de agosto de 1691).
Juan de Andujar, de Higuera de Arjona, muere el 2 de mayo de 1684.
Francisco García, de ciudad Real, muere 12 de junio de 1690.
Otro mendigo, sin nombre, que lo recogieron en la calle y murió en el Hospital el 30 enero 1697.
Pedro Palacios, de la Guardia (12 de diciembre 1697)
Pedro Félix, de Linares, muere en el Hospital (22 dic. 1711)
Tomás Simón. No se supo de donde era. Traía una borrica, la cual se vendió para misas junto con otros objetos que traía para venderlos (28 de dic. 1712)
Juan de Moya, de Escañuela ( 23 de octubre 1737)
Cristóbal Monje, de Porcuna, murio en la Montesina el 2 abril 1738.
Marcos Valero, natural de Elche , murió el 7 de abril de 1741.
Andrea, natural de Jaén, murió el 15 de marzo 1752.
Pedro, natural de Ibros (14 nov. 1766)
Juan Muro, de las Alpujarras, muere el 14 de agosto 1797.
Pedro García, vecino de Cambil, muere el 2 de enero de 1798.
Rafael Varela, de Frailes, el 4 de julio 1803.
Juan López, natural de Granada, el 4 febrero de 1810


3. Habitantes del pueblo muertos casualmente en el campo o que mueren a consecuencia de un accidente.

Un mozo que encontraron muerto desde hacía varios días en el pago de Ranera. Era forastero y no pudieron conocer su identidad (29-Mayo-1649). Venía mendigando y no le dio tiempo en llegar al pueblo
Juan Valero, casado con Ana Muñoz, salió a buscar plantas medicinales por la sierra y tanto se acercó al precipicio, que se despeñó y murió el 11 de febrero de 1807. Lo encontraron a los pocos días, después de buscarlo por todos los vericuetos de la sierra.

Bernardino Méndez, soldado del regimiento de Écija, natural de las Alpujarras, murió en Valdepeñas de paso para su tierra. Le hicieron entierro mayor gratuito con asistencia de todas las cofradías el 30 abril de 1809. El pobre Bernardino iba herido y en busca del calor de la casa paterna, que estaba aún muy lejos. Los vecinos lo consideraron un héroe y todo el pueblo asistió a su entierro.


4. Muertos a consecuencia de un arma de fuego, que casualmente se les dispara.

Juan Sánchez Bulero se hirió con un alcabuz y murió en Hospital de Jaén.
[46]
Estaba casado con Ana Juárez y decidió un día ir de caza, que allá por el año 1639 era muy abundante en Valdepeñas. Con este fin cargó su alcabuz. Como todos los cazadores cresteó la Pandera y corrió con sus perros de un lado para otro, buscando un jabalí. En aquel trajín de piedra en piedra, tuvo la mala suerte, que se le disparó la escopeta.
Después de mucho buscarlo, lo encontraron muy mal herido y sangrante. Lo cargaron en unas parihuelas y lo llevaron al Hospital de Jaén. No tuvo solución y murió el dos de marzo. Ante las serias complicaciones de traerlo a Valdepeñas, la familia decidió enterrarlo en San Ildefonso de Jaén y le aplicó doscientas cincuenta misas, auque su esposa estaba convencida, que su marido no las necesitaba, ya que era muy bueno, como todos los cazadores.
¡Siempre las escopetas han sido armas peligrosas y más aún aquellas que había que recargar por la boca.
Otros muertos fueron los siguientes:
Baltasar Blázquez, Carbonero y portugués, murió a consecuencia de una escopeta que se le disparó.

Joan García murió de un alcabucaço en la cañada de Padilla. Unos decían que era de Santa Fe de Granada ( 11 de agosto-1646)

Juan Sánchez Bulero, casado con Ana Juárez, murió en Jaén, donde lo llevaron, al hacerse una herida con un alcabuz. Lo enterraron en la parroquia de San Ildefonso.

Hilaria Soto, de 9 años, muerta de un tiro de escopeta por el manejo indebido de una escopeta por otra niña pequeña.

Saturnino Avilés, de 20 años, murió de un tiro el día 24 de febrero de 1852.

De todas estas muertes lo más sonada fue la del Corregidor de Jaén D. Antonio María de Lomas. del que hablamos en otro lugar.



24. Las causas de la muerte

A. Las causas de la muerte podemos clasificarlas de esta forma:

1. Enfermedades de tipo respiratorio: Tuberculosis pulmonar, que era muy frecuente por la deficiente alimentación de la época. La pleuritis, neumonías, bronquitis, congestión pulmonar, enfisema pulmonar etc. Este tipo de enfermedades eran muy frecuentes en el invierno. En los cuadros adjuntos se puede ver perfectamente, cómo el índice de mortalidad en los adultos empieza a aumentar en los meses de diciembre para ir disminuyendo poco a poco en los meses de marzo y de abril. En las personas mayores se acentúa de una manera especial este tipo de muertes. Un simple catarro, con complicaciones, podía llevar fácilmente a la muerte.

Los nombres con que aparecen este tipo de enfermedades en el amplio cuadro, que veremos con posterioridad, son difíciles de identificar con la terminología actualmente en uso. No obstante la descripción, que el facultativo nos da de la enfermedad, es suficiente para identificarla. Así no hablan de tos convulsiva.

2. Las enfermedades del aparato digestivo: La diarrea, el cólico, la hidropesía, la inflamación del vientre, peritonitis, enteritis, gastritis, hemorragias intestinales, cirrosis etc. Las más extendidas son sin duda las disenterías e infecciones de tipo digestivo, como consecuencia del mal estado de las aguas y en ocasiones de los alimentos. Estas enfermedades eran muy frecuentes y tenían lugar en el verano. Los niños morían en masa en el verano de esta entero-colitis infantil, ya que terminaban deshidratados por la fuerte diarrea, que se apoderaba de ellos. En los cuadros adjuntos se puede observar, coómo en algunos años hay un número excesivo de muertos, uniéndose en estos casos otros motivos, como puede ser el cólera morbo.
La enfermedad, que da un índice más grande de muertes en esta época es la disentería.

3. Enfermedades infecciosas: La fiebre terciana, la fiebre tifoidea, el cólera morbo, carbunco, la disentería, el paludismo etc.
Que se trata de una enfermedad infecciosa es fácil de colegir, ya que es frecuente que, en un corto periodo de tiempo, mueran el padre y la madre, dejando huérfanos a hijos pequeños o que mueran dos niños en corto espacio de un mes o de escasos días. Este tipo de enfermedades se dan durante todo el año, aunque se incrementan en el verano.

4. Enfermedades cardiovasculares: Los accidentes cordiovasculares, la apoplejía, derrame cerebral, meningitis, infarto de miocardio, arterioesclerosis, endocarditis, hipertrofia del corazón etc. A este tipo de trastornos responde normalmente las muertes repentinas, que son muy frecuentes.
La terminología para designar estas enfermedades no es uniforme. Los nombres son muy curiosos y algunos son muy difíciles de encasillar en los cuatro bloques enumerados.

Por curiosidad indicamos algunos de ellos: Los tabardillos (hoy relacionados en el tifus), las bronquitis y catarros muy frecuentes en los viejos (pulmonías), la tuberculosis debida a la mala alimentación, la sífilis o morbo fálico, el garrotillo (difteria), la viruela, la sarna, los tumores, la melancolía (depresiones), la tiña, la gota, y la apoplejía para los mal alimentados.

La difteria, enfermedad infecciosa producida por el bacilo descubierto por Klebs en 1883, y la tuberculosis, produjeron muchas muertes, especialmente en los periodos de hambre, debidos a la esterilidad.


25. El cólera en Valdepeñas

La enfermedad que más estragos ocasionó en la ciudad fue el cólera. El cólera morbo es una enfermedad infecciosa, grave y aguda, que se caracteriza por diarrea, deshidratación de los tejidos, disminución o supresión de la secreción urinaria, calambres, vómitos y frialdad en las extremidades.

El origen de esta enfermedad era desconocido en aquella época. Circulaban varias teorías. Se creía que el aire estaba corrompido. Posteriormente se pasó a la teoría del contagio infeccioso, empezando a tomarse medidas más apropiadas. El año 1883 Rober Koch aisló y cultivó el vidrium cholerae, dándose los primeros pasos para la erradicación definitiva de la enfermedad.

1. Primera peste en Valdepeñas.
La primera peste documentada tiene lugar en Valdepeñas el año 1648, aunque se inicia en el 47 y dura hasta el año 49. La peste entró en Valdepeñas por Martos-Fuensanta o Castillo de Locubín, ya que ésta no afectó a la ciudad de Jaén por las severas medidas, que tomaron las autoridades civiles. En este periodo mueren en Valdepeñas, en 1647, 44 adultos, en 1648, 104 y en 1649, 28 y en 1650, 32. En el año siguiente está la peste erradicada, ya que sólo mueren 11 adultos. No conocemos el número de niños que murieron, al no llevarse control en los libros parroquiales de las muertes.

Para hacernos una idea del tanto por ciento de las personas que mueren en estos tres años, tenemos que conocer el número aproximado de habitantes, que tenía el pueblo en estos momentos. El Deán José Martínez de Mazas afirma que Valdepeñas en el año 1595 tenía 182 casas, 227 vecinos y 908 almas. En 1792 crece en gran medida esta proporción, ya que hay 446 casas, 753 vecinos, y 3.132 almas.
[47] Jiménez Patón en 1628 dice que Valdepeñas tenía doscientos veintisiete vecinos, un priorato y un beneficio servidero.[48]Atendiendo a estas estadísticas, e incluyendo el posible número de niños, es escalofriante el tanto por ciento de muertes.

El miedo, terror, pánico y horror están reflejados en el semblante de todos. Nunca el hombre se sintió tan indefenso e impotente ante la muerte. La muerte termina en pocos días con aquel, en quien se ha instalado la enfermedad. Casas enteras desarticuladas por la muerte de uno o de dos cabezas de familia. Hay casas en las mueren el padre, la madre y tres hijos, como sucede con la familia González de La Cruz, y Extremera etc. El cólera era la enfermedad más temida en todo el occidente.

No tenemos noticias documentadas de su incidencia en 1601.

El cólera de 1680, que tantas vidas se llevó en España. no llegó a Valdepeñas, ya que en este año sólo mueren 19 adultos y en el anterior y siguiente 24 y 27 respectivamente.

En la concesión del Marquesado a D. Blas García de Quesada se dice que le concedieron el título de Marqués de Navasequilla por el celo y generosidad con que socorrió y alivió a los vecinos de Valdepeñas de Jaén, en la epidemia que padecieron el año de mil setecientos ochenta y seis.
[49]

Es extraña la concesión, por este motivo, ya que en el año 1786, y 87 solo mueren en Valdepeñas 40 y 20 personas. La concesión tal vez se refiera a las buenas obras que hacía el Marqués, ya que era una persona muy querida por su generosidad y caridad, pagando con mucha frecuencia de su peculio muchos entierros de pobres de solemnidad.

El 24 de octubre de 1800 el Cabildo catedralicio, a petición del municipio de Jaén, organiza unas rogativas y toma las medidas oportunas para que no entre la peste en Jaén, ya que estaba haciendo estragos en Sevilla y Cádiz. Con este motivo trasladan en procesión a Nuestro Padre Jesús y a la Virgen de la Capilla, celebrando tres días de rogativas.
[50]

El cólera no llegó en esta ocasión a Valdepeñas, aunque en el año anterior, el número de muertos excedió lo normal, 49 adultos y 54 párvulos..

El cólera, que empezó en el año 1819 por san Fernando, tuvo bastante incidencia en Valdepeñas, ya que murieron 66 adultos y 71 párvulos. En Jaén se vieron obligados a cerrar las puertas de la ciudad y llevar un control estricto de los que entraban en ella, nombrando varias comisiones con este fin, entre los que se encontraban algunos miembros del Cabildo Catedralicio. El mismo Obispo de la diócesis D. Andrés Esteban y Gómez escribió una pastoral sobre el tema.
[51]


El cólera de 1834 entró de lleno en Valdepeñas. Veamos detenidamente la siguiente tabla.

Cólera de 1834
Muertos desde enero a junio
Adultos 15
Párvulos 23
Muertos en la epidemia de peste en el mes de Junio
16
Día
15
17
18
19
20
21
22
23
24
2
Adult.
2
3
3
1
4
1
4
0
10
0
Párvu.
0
0
0
0
0
1
1
0
2
27
Día
25
28
29
30
**
**
**
**
**
5
Adult.
9
8
7
7
**
**
**
Total
71
0
Párvu.
1
3
1
3
**
**
**
Total
15

Muertos en la epidemia de peste en el mes de julio
Día
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
Adult.
6
6
6
8
11
5
10
1
1
4
11
6
7
3
4
7
Parvul
0
1
0
0
3
2
3
0
1
3
4
3
1
0
1
1
Día
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
31


Adulto
5
3
2
5
7
4
3
3
5
3
2
1
2
1

140
Párvul.
0
1
1
1
2
2
1
0
1
2
0
0
1
0
Total
35
Muertos en la peste del mes de agosto
Día
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
Adult.
0
1
4
2
0
0
3
1
4
0
1
0
3
1
0
2
Párvul.
0
1
0
0
0
0
1
0
3
0
0
0
2
1
0
2
Día
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31

Adult.
0
0
2
0
0
0
0
0
0
2
0
1
0
1
Total
26
Párvul.
0
0
1
0
0
0
0
0
0
1
0
1
0
0
Total
13
Muertos en el mes de Septiembre
Día
7
11
14
16
23
26
29
30


Adult.
1
1
1
1
1
1
2
1
Total
9
Párvul.
0
0
1
1
1
0
1
0
Total
4
Muertos en el mes de octubre
Día
3
4
8
9
12
14
23
24
31


Adult.
1
1
2
1
1
1
1
1
1
Total
10
Párvu.
1
0
1
0
1
1
1
0
1
Total
6
Muertos en el mes de Noviembre
Dias
4
12
20
21
**
**
**
**
***
***

Adult.
1
2
1
1
**
**
**
**
**
Total
5
Párvu.
0
1
0
0
**
**
**
**
**
Total
1
Muertos en el mes de diciembre.
Día
1
6
8
91
17
29
**
**



Adult.
2
1
1
0
1
2
**
**
Total
8

Parv.
1
1
1

0
0
**
**
Total
3


Mueren en total 276 y 102

El balance es trágico. En el mes de julio hay días que mueren 10 y 11 habitantes. Los muertos los llevaban directamente al cementerio, donde eran enterrados por los familiares, que debían de hacer ellos mismos las fosas del enterramiento. A los muertos les echaban encima unas paletadas de cal con el fin de evitar el contagio. Hubo muchas casas en las que murieron el padre y la madre, dejando huérfanos a muchos niños, que debieron entregarse a los familiares más cercanos. Hubo casas, en las que murieron la mayor parte de los miembros de la familia. En la plaza del pueblo se quemaron muchos haces de romero y arrayán con el fin de desinfectar el aire, portador de la enfermedad.

Se produjo una huida sistemática de una gran parte del pueblo a los cortijos, que permanecían incontaminados. No obstante la enfermedad llegó también a estos lugares, al no tomarse las medidas oportunas para aislar la enfermedad. A los sacerdotes del pueblo no les daba tiempo de administrar los sacramentos e ir a los cortijos a atender a los moribundos, como afirmaba uno de los sacerdotes del pueblo.

Esta entrega y este celo fue premiado por Dios, ya que no murió ningún clérigo.

Como explicamos en otro lugar, la enfermedad no entró en la calle Sisehace y a partir de este milagro se reforzó la Cofradía del Cristo de Chircales.

En Jaén tuvo una fuerte implantación. Empieza el 23 de junio de 1834.
[52] Mueren los canónigos D. José Zayas y Orozco, arcediano, D. José Gómez de la Torre, D. Mariano Arrabal, racionero y D. Joaquín Zayas. El día 30 muere el Maestrescuela D. Antonio Blanco.

Los cadáveres los llevaron directamente al cementerio por el peligro de contagio
El Cabildo retrasa los oficios de la mañana, justificándolo de esta forma original: En consideración a las prevenciones de los facultativos en Medicina relativas a lo perjudicial que es a la salud pública percibir las mareas de la mañana principalmente en la actual estación en que los gases de la enfermedad reinante tienen tan embotada la atmósfera como se manifiesta aún a los ojos menos perspicaces.

El Deán La Madriz propone traer procesionalmente a Nuestro Padre Jesús y a la Virgen de la Capilla y el ayuntamiento se une a estas rogativas.

El día 28 de junio la mayor parte del Cabildo se marcha al campo, quedando en Jaén sólo el Deán y otros dos capitulares.

Son tantos los muertos, que el Ayuntamiento pide un préstamo de 20.000 reales al Cabildo Catedralicio, para montar un nuevo Hospital, ya que no pueden cuidar ni alimentar a 300 convalecientes.

El cólera de 1855, que tanta incidencia tuvo en Jaén,
[53] en Valdepeñas da lugar a que mueran en Valdepeñas 163 adultos y 114 párvulos. El cólera empieza el 23 de julio y termina a finales de diciembre.


26. Otras medidas contra el cólera

Era tal el terror que se tenía al cólera morbo, que todos los municipios tomaron sus precauciones para que no se extendiera la enfermedad.
Las medidas que tomaban las autoridades para poner un freno a la peste no dieron el resultado apetecido. Se prohibió la entrada de forasteros sin el oportuno control, y se aconsejó guardar la cuarentena antes de entrar en la ciudad, cuidar la higiene en las casas, barrer las calles, regarlas con vinagre, huir del mucho trabajo y ejercicio, moderar la lujuria y las pasiones del alma, no beber aguas que estuvieran estancadas, desinfectar las casas, quemando romero, blanqueándolas y esparciendo perfumes, y ventilar las habitaciones, en que hubiera muerto algún enfermo. Los cadáveres se debían retener en las casas el menos tiempo posible. El enterramiento debía de ser profundo, echando sobre el cadáver una capa de cal y quemando las ropas. Las autoridades civiles no permitieron que se trajera a enterrar al pueblo a Joan Rodríguez, natural del Reino de Galicia, de profesión carbonero, muerto en el barranco del Oso del término de Valdepeñas, aduciendo que andaba por allí la peste. El alcalde manda que lo entierren en el mismo lugar: No lo traxeron a enterrar a esta Iglesia, porque la justicia de la villa no lo permitió por el escrúpulo de la peste, que abia en este tiempo (agosto 1649) y con pretexto de que después se traería los guesos a esta iglesia

Junto estas medidas los médicos aconsejaban infusiones de romero y otras hierbas y tomar horchata de bellota con láudano para evitar las diarreas.

Para otros la principal causa de la peste era un castigo de Dios por los pecados cometidos por los hombres, de ahí que los predicadores proclamaran el arrepentimiento y la penitencia. Llegaron en algunas ciudades a expulsar de la ciudad a las prostitutas.

El insigne médico de Jaén Alonso Freylas, hombre profundamente piadoso, del que hemos hablado anteriormente, recomendaba: Auiendo, pues confesado, que la influencia del Cielo (como causa eficiente de la peste) sólo Dios la puede quitar; y la enfermedad se ha de quitar quitada la causa; forçosamente auemos de acudir a la primera, eterna y poderosa, que es Dios, como a Señor de la salud, y de la vida, para tomar el remedio de ello.
[54]

Con este fin se hacían rogativas públicas en los pueblos para que Dios librara al pueblo de la peste. La devoción al Cristo de Chircales se incrementa a partir de la peste de 1648, ya que debió haber algunos hechos milagrosos atribuidos al Cristo.

El cólera de 1855 tuvo mucha menos incidencia que el anterior. Fue este también un año de fuertes lluvias, que estropeó las cosechas e cundió por el pueblo el hambre y la miseria. El ayuntamiento reúne a los mayores contribuyentes y crea una junta con el fin de reunir fondos para atender a las personas, que se encuentran en extrema necesidad.

A estas calamidades naturales se unió el cólera, que viniendo de Jaén, ocasionó los más terribles estragos. El hambre en la región estuvo tan extendida que se incrementaron los robos de una manera alarmante hasta el extremo que el ayuntamiento como había hecho en otras ocasiones debió aumentar el número de guardas rurales. Se produjeron en este año a consecuencia del hambre muchos robos y atracos.

La intensidad de la enfermedad no fue tan grande como la anterior. No obstante el mes de agosto mueren 93 adultos y 34 niños.

Muertos en el cólera de 1855

Meses
En.
Feb.
Mar.
Ab.
Ma.
Ju.
Jl.
Ag.
Sp.
Oc
No.
D.

Adultos
3
2
5
10
2
2
29
93
9
3
1
3
162
Párvulos
13
5
7
11
17
13
20
34
8
8
0
1
137
Total
16
7
12
21
19
15
49
127
17
11
1
4
299

Es también muy interesante conocer la muerte en relación a la edad.
El índice más grande de muertes es a los treinta años, en que mueren 11.
El índice de mortalidad infantil es muy parecido a los años que no hay cólera, como verse en la tabla adjunta

MUERTOS POR EDADES. AÑO 1855. CÓLERA MORBO.

Días
1
2
3
4
15
30
**
**
**
Número
4
1
1
1
4
1
**
Total
12
Meses
1
2
3
4
8
9
10
18
19
Número
4
7
1
1
3
2
2
2
1
Meses
20
21
**
**
**
**
**
**
**
Número
1
1
**
**
**
**
**
Total
25
Años
1
2
3
4
5
6
8
10
11
Número
18
21
14
9
2
7
2
1
1
Años
13
15
17
18
19
20
21
22
23
Número
2
2
2
3
1
4
2
5
2
Años
24
25
26
27
28
29
30
31
32
Número
1
6
1
1
3
1
11
1
2
Años
34
35
38
40
42
43
44
45
46
Número
4
6
1
4
2
3
3
3
1
Años
47
48
50
51
55
56
58
60
62
Número
2
3
7
1
1
3
5
8
2
Años
63
64
65
66
67
68
70
72
73
Número
2
2
5
4
2
1
2
2
1
Años
74
75
76
77
80
83
84
86
90
Número
3
2
1
3
7
1
1
2
1








Total
278


3. Medidas contra el cólera aconsejadas por Alonso Fríelas.

Freilas, un médico giennense, afirma que las causas de la peste son las siguientes:
a. La primera eterna y superior a todas que es la voluntad de Dios todo Poderoso.
b. El cielo y sus influencias
c. La segunda es media entre las dos, que es el aire que respiramos.
Para purificar el aire se esparcían flores olorosas, vino con rosas y violetas, arrayanes, parras y sauces, lentiscos, laurel y fresnos (p. 55).

Es muy curioso un texto de Freilas, en el que nos habla de la curación por medio de la música: Por ser curiosidad deseo saber cómo la música pueda hacer este efecto naturalmente. Si sea la causa el aire herido, movido y alterado, y con la concordancia del sonido mejorado, o lo haga recreado el ánimo y por esta causa hecho más fuerte para resistir el veneno. O se haya de atribuir a la fuerza que la música tiene para divertir la imaginación, que hace tan grandes efectos suele causar. O porque la música con recreación mueve el alma, sangre y espíritu vital, que tan juntos están con ella, porque con la ira hiere; con el miedo se hiela, con la alegría se esparce y sale hacia fuera; y con la esperanza se anima y calienta. Y así como el miedo de la enfermedad y de la muerte, la sangre retirada adentro quieta y no ventilada está más dispuesta a podrecerse y a percibir el contagio. La cual la música con la alegría la calienta, y esparce y la hace salir fuera y fortalece los espíritus para que juntos con la sangre tengan más fuerza a resistir la causa de la enfermedad. Porque la naturaleza fuerte todo lo vence y menosprecia. El cobarde y miedoso de ruin se muere. Otros darán una razón mayor, porque la música puede curar enfermedades y preservar la peste. Pues el rey David curó al rey Saúl endemoniado, con la música de su viguela. Y Galeno dice que Esculapio inventó muchas canciones para los que tuviesen destemplado el cerebro por celos. Y Asclepíades curó muchos fanáticos con música de sinfonía. Y así les aconsejó a los melancólicos y aún a todos los sujetos, que en tiempo de peste anden alegres en el alma y en los cuerpos, animosos y confiados, porque les ayudará mucho para su preservación.
[55]

Posiblemente la música no curaría la enfermedad. Hace unos días leía en un periódico la noticia de que un grupo de científicos americanos había descubierto, que con la música, se podían curar muchas enfermedades. No sabía que el Doctor Fríelas hacía muchos años que lo había descubierto y descrito de una manera tan bella.

27. Las enfermedades

En este trabajo sobre la muerte, no podía faltar un recuento del tipo de enfermedades de que morían nuestros antepasados. Me he decidido a transcribir la clase de muertes desde el año 1859 al año 1872. Es a partir de estos años, cuando se empieza a recoger en las partidas de defunción el nombre de laa diversas enfermedades. Hay no obstante muchas omisiones, posiblemente al no haber certificación del médico.
El conocer la terminología, especialmente para los especialistas en el tema, es muy interesante. Los profanos nos perdemos en esta inmensa selva de términos.
Las enfermedades tienen en su mayoría un carácter descriptivo y se confunden, por este motivo, unas con otras.
En las enfermedades el facultativo atiende más a los efectos que a la causa en sí de la medicina, dando lugar en los diagnósticos a una gran confusión. Así es muy frecuente que hablen de afecciones, diarreas, calenturas y fiebres, sin identificar la enfermedad o causa de ello.

El trabajo me ha costado muchas horas, pero creo que es, ya que, vosotros mismos, podéis comprobar el tipo de enfermedad y su nombre, edades en que se muere, el tipo de enfermedad y el momento o tiempo en que se produce la muerte.
Intencionadamente he hecho muy poco comentarios. Como clave de lectura quiero advertir al lector, que 15 de 1 d., equivale a que mueren quince niños de un día ; que 13 de 1 m., equivale a que mueren trece niños de un mes y que 13 de 30 a. equivale a que mueren trece adultos de treinta años.

ACCIDENTE HIPÉTICO: 1 de 45 a.

ADMIGDALITIS
Inflamación de las amigdalas
Admigdalitis: 1 de 6 a; 1 de 13 m; 1 de 25 a.
Admigdalitis gangrenosa: 1 de 19 a.
Admigdalitis: 1 de 5 a.

AFECCIÓN AL PECHO
Bajo una forma genérica se expresan diversas clases de enfermedades, que afectan al pulmón y al corazón. De los casos clasificados mueren 6 niños de menos de siete niños; de un mes a 26 meses mueren 28. Un estudio detallado de los años nos hace ver que en los diez primeros años mueren 29 niños y a partir de esta edad 76, siendo el índice de muertes más alto a partir de los sesenta, en que mueren 48.
Los remedios usados eran las hierbas anticatarrales.
Días: 9 de 1 d.; 6 de 2 d.; 1 de 10 d.;1 de 11 d.; 1 de 17 d.
Meses: 1 de 3 m; 2 de 5 m; 3 de 6 m.;1 de 7 m.; 2 de 8 m.; 3 de 10 m.; 1 de 13 m.; 1 de 14 m.; 4 de 16 m; 6 de 18 m; 3 de 19 m.
Años: 4 de 1 a.; 9 de 2 a.; 1 de 3 a.; 4 de 4 a.; 2 de 5 a.; 2 de 6 a; 1 de 7 a.; 2 de 8 a.; 2 de 10 a.; 1 de 17 a; 1 de 18 a.; 2 de 20 a.; 3 de 22 a.; 1 de 24 a.; 3 de 36 a.; 1 de 38 a.; 2 de 44 a.; 2 de 46 a; 5 de 48 a; 11 de 60 a.; 3 de 62 a.; 4 de 63 a.; 3 de 65; 1 de 66 a.; 1 de 67 a.; 3 de 68 a.; 7 de 70 a.; 4 de 73 a.; 3 de 74 a.; 1 de 75 a.; 2 de 76.

AFECCIÓN APÉNICA
1 de 19 d.

AFECCIÓN CEREBRAL
1 de 6 m; 1 de 13 a.

HERPES
Se caracteriza por la salida de unas vesículas pequeñas dispuestas en ramillete en cualquier parte del cuerpo, especialmente en zonas mucosas. Es ocasionada por un virus. Sólo aparece un caso en un niño de dos días, lo cual nos induce a pensar que se trate de otra enfermedad.
Afección herpética 20 d.
El remedio casero usado en Valdepeñas consistía en quemar unos sarmientos de parra y mezclar la ceniza con pólvora y con vinagre de yema y con tomillo de las siete sangrías, dando unos masajes con esta mezcla. Las curas tenían que hacerse alternativamente en los días nones y la curandera debía estar en ayunas.

ANANARREA GENERAL
Ananarrea: 1 de 1 a.; 1 de 2 a.
Ananarrea consecutiva: 1 de 70 a.
Anasarea general: 1 de 72 a.
Anavasca General: 1 de 66 a.

ANEMIA
La anemia consiste en la falta de sangre o de glóbulos rojos a consecuencia de una alimentación insuficiente. Hay muy pocos casos.
Anemia 1de 1 a.: 1 de 3 a.; 2 de 11 a.

ANGINAS
Angina: Los médicos de la época la describían de esta forma: Morbus acutus gutturis, aut faucium cum sensu angustiae, deglutionis, aut spirationis difficulate coniuctus.
Se describen diversos tipos:
Angina de pecho: Consiste en un espasmo arterial, que produce un fuerte dolor en el pecho, que se puede extender al hombro, brazo y antebrazo. En Valdepeñas sólo se dan estos casos: 1 de 16; 1 de 45 a.
Angina gangrenosa. Inflamación producida en la faringe, que, al infestarse, puede producir la muerte.
Meses: 1 de 5 m.; 18 de 1.m.
Años 1 de 1 a; 2 a; 15 de 3a; 2 de 5 a.; 1 de 6 a.; 2 de 10 a.; 3 de 12 a.; 1de 19 a.; 1 de 20 a.; 5 de 21 a.
Membranosa: 1 de 11a:
Estridolosa: 1de 1 a.
Tonsilar: 1 de 1 a: 2 de 2 a.; 1 de 6 a; 1 de 3 a.
Angina lordocea: 1de 1 m.
Anginas: 2 de 14 a.

APOPLEJÍA
Consiste esta enfermedad en la suspensión de las funciones cerebrales, producida por un derrame de sangre en el cerebelo o meninges. Los médicos de la época la definían: Subita functionum animalis facultatis defectio cum laesione respirationis coniuncta.
Parecida a la anterior con la que se confunde: Defectio motus, interdum etiam sensus, in qua aut pluribus partibus corporis, salvo capite.
Apoplejía en general: 1 de 5 d; 1 de 23 a.; 1 de 50 a; 1 de 60 a..
Apoplejía cerebral: l1 de 16 a; 1 de 27 a.; 1 de 76 a.
Apoplejía fulminante: 1 de 60 a.
Apoplejia serosa: 1 de 85 a.

ASCITIS
Ascitis: 1 de 34. Equivale a la hidropesía del vientre .
Asena eronier 82 a

ASMA
Bajo el nombre genérico de asma o asma crónica mueren 29 adultos, la mayoría de ellos de edad muy avanzada, como se pude ver en el siguiente cuadro. Por el clima Valdepeñas era muy propeso a esta enfermedad:
Fiebre asmática ,complicada con anginas: 1 de 1d;
Asma crónica: 1 de 48 a;1 64 a; 1 de 70 a; 1 de 74 a.; 1 de 75 a: 1 de 93 a.
Asfixia: 1 de 15 d; 1 de10 a.
Asma en general:
Años:1 de 6 a.; 48 de 1 a.; 1 de 55 a; 3 de 60 a.; 1 de 62 a; 2 de 64 a; 1 de 65 a.; 1 de 68 a; 3 de 70 a.; 1de 71 a.; 3 de 74 a.; 1 de 75 a; 1 de 76 a; 4 de 80 a.; 1 de 82 a.; 1 de 83 a.; 1 de 87 a; 1 de 93 a.


ATAQUE CEREBRAL
Bajo este nombre genérico se incluyen diversas realidades.
Ataque cerebral: 1 de 2 a; 1 de 17 a; 2 de 45 a; 1 de 46 a; 1 de 50 a.; 1 de 55 a.; 1 de 56 a; 1 de 60 a; 1 de 66 a; 1 de 70 a; 1 de 77 a.
Ataque cimático: 1 de 70 a
Ataque colopia: 1 de 8 m.
Ataque epiléctico: Un médico de la época define la epilepsia como: Est totius corporis, sed praesertim partium faciei motus, convulsionibus cum sensuum mentisque laesione.
1 de 4 d.;2 de 5 m. 1 de 10 m. 1 de 30 m; 1 de 2 a.;1 de 5 a.
Enteroencefalitis 1 de 1 a.

BRONQUITIS.
Afección a los bronquios. Afecta a la niños y a los ancianos. Se confunde con el asma.
1 de 15 días; 1 de 1 m.; 1 de 2 m.; 1 de 18 m; 1 de 2 a.; 1 de 4 a.; 1 de 18 a.; 1 de 34 a.; 1 de 76 a.; 1 de 94 a.
Bronquitis aguda: 1 de 8 m.;1 de14 m.

CALENTURAS
Bajo el nombre genérico de calenturas se expresan diversas realidades según el origen.
Calenturas gástricas: 1 de 10 m.; 1 de 13 m.: 1 de 2 a.; 1 de 3 a.; 2 de 9 a.; 1 de 17 a.; 1 de 56 a.; 1 de 78 a.
Calenturas intermitentes: 1 12 m.; 1de 4 a.; 1 de 26 a.; 1 de 42 a.; 1 de 61 a.; 1 de 65 a,; 1 de 79; 1 de 86 a.
Calenturas intermitentes perniciosas: 1 de 4 a.; 1 de 79 a.
Calentura adinómica: 1 de 42 a.
Calenturas asinámicas: 1 de 65 a.
Calenturas tifoideas: La fiebre tifoidea es producida por el tifus exantemático endémico y por el epidémico. Este último en la antigüedad produjo verdaderos estragos y se le llamaba anteriormente tabardillo. Aunque ataca en todas las edades, tiene una especial incidencia en las personas adultas. La fiebre tifoidea se produce por la salmomella thypi y se transmitía por las deposiciones o por aguas y alimentos infectados. El tifus endémico se producía por la miseria y por medio de las pulgas y piojos.
3 de 1 a.; 2 de 2 a.; 5 de 3 a.; 1 de 4 a.; 1 de 7 a.; 1 de 10 a.; 1 de 11 a.;2 de 15 a.; 1 de 16 a; 1 de 17 a.; 2 de 19 a.; 1 de 21 a.; 2 de 27 a.; 1 de 29 a.; 1 de 44 a.; 1 de 47 a; 1 de 49 a.; 1 de 50 a; 2 de 55 a.; 1 de 60 a.;1 de 62 a.; 1 de 70 a.
atáxicas 1 de 19 a; 1 de 27 a; 1 de 60 a.

CÁNCER
Aparecen distintas clases de cáncer, según el lugar en que son localizados:
Cáncer uterino o de útero: 1 de 42 a.;1 de70 a.
Cáncer de estómago: 1 de 26 a.; 1 de 35 a.; 1 de 40 a.; 1 de 45 a.; 1 de 52 a.; 1 de 67 a.
Cáncer de matriz: 1 de 60 a.
Carcemonia del estómago: 1 de 50 a.
Carcinoma: 1 de 53 a.
Boca gangrenosa: 2 de 4 a.
Adsindalitis cangrenosa 1 de 9 a.
Diatésis cancerosa: 2 de 1 a.; 1 de 2 a; 1 de 3 a.; 1 de 5 a.; 1 de 6 a.; 1 de 42 a.; 1 de 48 a.;1 de 60 a.; 1 de 70 a.
Tumor: 1 de 5 a.
Tumor blando: 1 de 25 a.
Tumor parotideo o parofideo: 1 de 1m.; 1 de 1 a.

CAQUEXIA
Es una degeneración profunda y progresiva de las funciones alimenticias. Con frecuencia como consecuencia de la tísis.
Caquesia escropolosa 1 de 18 d.

CATARRO
Catarro crónico: 1 de 1m.; 1 de 75 a.
Catarro pulmonar: 1 de 4 d; 1 de 18 d.; 1de 1 m.; 2 de 18 m. 3 de 1 a.; 2 de 1 a.

DOLOR DE CABEZA
Cefalitis: 1 de 1 a.

CISTITIS
Inflación de las vías urinarias.
Cistitis aguda: 1 de 2 d.; 2 de 2 a.; 1 de 6 a.; 1 de 13 a; crónica 1 de 38 a.

CLOROSIS
Enfermedad propia de los adolescentes, acompañada de falta de apetito, palidez en el rostro y remisión de la menstruación en la mujer.
Clorosis: 1 de 18 a.

CÓLICO
Es un acceso doloroso localizado en los intestinos, y acompañado de fuertes retortijones, sudores, vómitos o ansiedad.
Cólico fulminante o intermitente: 1 de 58 a.
Cólico bilioso, llamado hepático o biliar, ya que se origina en las vías biliares. Se localiza en el hipocondrio y suele ir acompañado de vómitos y náuseas: 1 de 3 m.
Cólico intestinal consiste en un fuerte dolor abdominal. Es el más frecuente y se produce por infección: 1 de 2 d.; 1 de 14 d.;1 de 13 m.; 1 de 5 a; 1 de 15 a.; 1 de 41 a.;1 de 54 a.;1 de 60 a; 1 de 70 a.
Colitis: 1 de 7 m.; 1 de18 m; 1 de 3 m; 3 de 4 m; 2 de 3 a.
Colitis aguda 2 de 2 a.
Estomatitis aguda 15 m; 3 a.
Estomatitis gangrenosa 1 de 18 m
Estomatitis ulcerosa 1 de 20 m; 3 de 1 a.

CONGESTIÓN CEREBRAL
Acumulación de la sangre en el cerebro. Se llama también hiperemia. Se produce en todas las épocas, aunque se intensifica especialmente en personas adultas.
Días: 6 de 1 d.; 3 de 2 d.; 1 de 15 d.
Meses: 6 de 3 m.; 3 de 9 m.
Años: 2 de 1 a.; 4 de 2 a.; 2 de 3 a.; 1 de 4 a.; 2 de 5 a.; 1 de 7 a.; 1 de 23 a.; 2 de 37 a.; 1 de 39 a.; 1 de 40 a.; 1 de 54 a.; 1 de 62 a.; 1 de 65 a.; 1 de 66 a.;1 de 67 a.; 2 de 70 a.; 1 de 75 a; 1 de 76 a.; 1 de 81 a; 1 de 85 a.
Derrame cerebral: 1 de 69 a.

CONGESTIÓN PULMONAR
Bajo este nombre genérico, se pueden incluir diversas realidades. Afecta especialmente a los niños.
Días: 1 de 3 d; 1 de 1 d; 1 de 11 d; 1 de 14 d; 1 de 15 d.; 1 de 20 d.
Meses:1 de 1 m.; 4 de 2 m.; 3 de 3 m.; 4 de 6 m.; 1 de 18 m.; 1 de 19 m.
Años: 1 de 1 a.; 3 de 2 a.; 2 de 5 a.; 1 de 7 a.; 1 de 48 a.; 1 de 74 a.; 1 de 80 a.

CONSUMICIÓN
Consumición: 1 de 2 m.; 1 de 2 m.; 1 de 3 m,: 1 de 1 a.;1 de 70 a.

CORAZON
Corazón atrofia: 1 de 75 a;
Lesión vigénica del corazón: 1 de 60 a.
Dolor de la aorta: 1 de 20 a.
Lesión orgánica del corazón: 1 de 55 a.; 1de 66 a.
Atrofia del corazón: 1 de 82 a.
Afección al corazón: 1 de 45 a.
Endocarditis: 1 de 32 a.
Enfisema:1 de 35 a
Enfisema del corazón: 2 de 68 a.
Hemorragia intestinal: 1 de 2 a.
Pericarditis aguda: 1 de 54 a.
Hipertrofia del corazón: 1 de 12 d.; 1 de 6 m.;1 de 11 m.; 1 de 1 a; 2 de 2 a.; 4 de 3 a.; 1 de 4 a.; 1 de 8 a.; 1 de 10 a.; 2 de 12 a.; 2 de 18 a.;1 de 19 a.; 1 de 21 a.; 1 de 22 a.; 3 de 25 a.; 4 de 26 a.;1 de 30 a.; 1 de 32 a.; 1 de 33 a.;1 de 36 a.; 1 de 42 a.; 1 de 45 a.; 2 de 46 a.;2 de 48 a.; 2 de 50 a.; 3 de 55 a.; 1 de 58 a.; 3 de 60 a.; 1 de 64 a.;1 de 65 a.; 2 de 67a; 2 de 68 a.; 1 de 69 a.; 1 de 70 a.; 3 de 74 a.; 2 de 77 a.

DENTICIÓN O ERUPCION DE LOS DIENTES
La muerte se producía al echar el niño los dientes, y producirse una infección, que en aquella época no era posible evitarla.
El índice mayor de muertes se produce al mes y dos meses, lo cual es un poco extraño, ya que el proceso de dentición se produce sobre los seis meses. Tal vez se refiere a los llamados dientes de leche, que tenían lugar en los primeros meses La dentición era acompañada por una fuerte diarrea de tipo infecciosa. Es posible la confusión en el diagnóstico por este motivo.
Días: 1 de 15 d.
Meses: 25 1 m.; 21 de 2 m.; 2 de 3 m.; 4 de 6 m.; 2 de 8 m.; 1 de 9 m.; 1 de 10 m.; 1 de 14 m.; 2 de 15 m.; 2 de 16 m.; 13 de 18 m.; 4 de 19 m.; 4 de 19 m.;2 de 20 m.
Años: 1 de 5 a.; 1 de 9 a.; 1 de 14 a.;1 de 16 a.; 1 de 18 a.;1 de 19 a.

ACCIÓN TRAUMÁTICA PRODUCIDA POR UNA CAIDA.
Desarticulación femoral: 1 de 80 a.
Dislocación axo-femoral: 1 de 22 m.; 1 de 75 a.

DIARREA, AGUDA, BILIOSA, CRÓNICA, Y SEROSA
La diarrea consistía en unas evacuaciones líquidas frecuentes, que podían estar motivadas por diversos agentes. Había diarreas fétidas e infantiles, siempre de carácter infeccioso. En ocasiones se produce un derrame biliar.
A la diarrea el facultativo le da diversos nombres: serosa, crónica, aguda y biliosa.
Mueren especialmente los niños, como sucedía en la disentería, lo cual demuestra la posible confusión existente en el diagnóstico.
En los dos primeros años mueren 37 niños. En los tres primeros días y en los primeros meses mueren 11 y 13 respectivamente. A partir de los 70 mueren 6 ancianos.
Días: 1 de 1 d.; 4 de 2 d.; 5 de 3 d.; 7 de 6 d.; 4 de 15 d.; 1 de 18 d.; 4 de 20 días.
Meses: 1 de 1 m.; 2 de 1.m; 2 de 3 m. 2 de 6 m. 2 de 7 m.; 2 de 8 m. 2 de 9 m.; 1 de 10 m.
Años: 25 de 1 a.; 12 de 2 a.; 4 de 3 a.; 3 de 4 a.; 1 de 8 a.; 1de 11 a.; 1 de 22 a.; 1 de 30 a.; 1 de 46 a. 1 de 55 a.; 1 de 58 a.; 1 de 60 a.; 1 de 65 a.; 4 de 70 a; 1 de 74 a.; 1 de 80 a.; 1 de 82 a.

DISENTERÍA.
Es una enfermedad infecciosa, que se caracteriza por unas diarreas sanguinolientas y por pujos de sangre, producidos por una infección.
Los nombres usados son los más diversos: Disentería, o disentería aguda, crónica y esporádica;
Es necesario advertir, que se trata de una enfermedad, que afecta de una manera especial a los niños. La muerte se acentúa de una manera impresionante en los nueve primeros meses, en que mueren 100 niños y en los tres primeros años en que mueren 60 en el primero, 68 en el segundo y 23 en el tercero.
Juntamente con la diarrea y las enfermedades pulmonares, es la enfermedad que ocasiona un porcentaje de muertes más grande.
Días: 4 de 1 d; 1 de 1; 4 de 3 d.; 2 de 4 d.; 2 de 5 d.; 2 de 5 d.; 2 de 6 d.; 1 de 7 d.; 1 de 8 d.; 4 de 10 d.; 1 de 11 d; 2 de 12 d.; 2 de 15 d.; 1 de 18 d.; 2 de 20 d.; 2 de 23 d.; 1 de 24 d.; 3 de 25 d.
Meses: 23 de 1.; 13 de 2 m.; 23 de 3 m; 12 de 4 m.; 8 de 5 m.; 10 de 6 m. 10 de 7 m.; 13 de 8 m; 8 de 9 m; 6 de 10 m.; 3 de 11 m.; 2 de 12 m.; 2 de 3 m.; 2 de 14 m.; 5 de 15 m.; 3 de 16 m.; 3 de 17 m.; 17 de 18 m. 5 de 19 m.; 2 de 29 m; Suma total 185
Años 60 de 1 a.; 23 de 2 a.; 28 de 3 a; 4 de 4 a.; 10 de 5 a; 10 de 6 a.; 2 de 7 a.; 1 de 8 a.; 2 de 10 a.; 2 de 11 a.; 1 de 12 a.; 1 de 14 a.; 1 de 17 a.; 3 de 18 a.; 2 de 20 a.; 1 de 23 a.; 1 de 24 a.; 1 de 25 a.; 1 de 29 a.; 3 de 32 a.; 1 de 36 a.; 2 de 40 a.; 3 de 45 a.; 4 de 50 a.; 1 de 54 a.; 8 de 60 a.; 1 de 64 a.; 1 de 67 a.; 3 de 69 a.; 4 de 70 a.; 1 de 72 a.; 1 de 73 a.; 1 de 75 a. 3 de 76 a.; 3 de 78 a.; 1 de 81 a.; 2 de 82 a.; 2 de 85 a.

DISNEA
Dificultad en la respiración.
Disnés crónica: 1 de 70 a.

ENFERMEDADES NERVIOSAS
Es difícil determinar la etología. Sólo aparece un caso
Dolores nerviosos: 1 de 54 a.
Elapsa consecutiva: 2 de 3 m.; 1 de 2 a.; 1 de 3 a.

ENFISEMA PULMONAR.
Debido posiblemente a la inflamación pulmonar. También se usaba el nombre de enfisema.
Enfisema pulmonar: 1 de 77 a; 1 de 61 a; 1 de 3 a.

ENTERITIS
Recibe distintos nombres: Enteritis aguda, y crónica.
Se repiten las mismas coordenadas que en la disentería y en la diarrea. Las muertes aumentan en los tres primeros años, en que mueren 39 niños. A partir de este momento no se produce ninguna muerte hasta los sesenta, en que hay sólo 4. Hay una confusión con otra enfermedades parecidas.
Dias: 1 de 2 d.; 1 de 21 d.
Meses: 1 de 2 m.; 2 de 3m.; 1 de 4 m.; 2 de 5. m.; 4 de 6 m.; 2 de 9 m; 1 de 10 m.; 1 de 11 m. 1 de 15 m. 3 de 18 m.
Años: 21 de 1 a.; 17 de 2 a.; 5 de 3 a.; 2 de 15 años; 1 de 19 a. 1 de 60 a.; 2 de 78 a.; 1 de 85 a.
Dotinenteritis: 1 de 2 a.; 1 de 4 a.; 1 de 64 a.
Entero encefalitis: 1 de 11 m; 1 de 2 a.

HEPATITIS
La hepatitis ocasiona graves lesiones en el hígado. No distingue el facultativo las diversas clases de hepatitis.
Hepatitis en general: 1 de3 a; 1 de 7 a; 1 de 5 a.; 1 de 46 a.
Epatitis pulmonar: 1 de 20 a; 1 de 31 a;
Aguda: 1 de 5 m; 1 de 1 a.

EPILEPSIA
Epilepsia: 1 de 82 a.

EPISTAXIS
Flujo de sangre por las narices.
Epitepsis formal: 1 de 5 m.

EPOLITIS
Enfermedad desconocida
Epolitis aguda 2 de 1 a.; 1 de 70 a.

ERISIPELA
Inflamación de la piel producida por microbios. La piel se enrojece y da fiebre al enfermo.
Erisipela: 1 de 50 a
Erisipela o Herisipela gangrenosa: 1 de 20 d.; 1 de 4 m.;1 de 2 a.; 3 de18 m.; 1 de 1 a.; 2 de 3 a.
Erisipela: 1 de 11m.; 1 de 8 a; 1 de 73 a.

ESCARLATINA
Enfermedad infecciosa y aguda producida por el Streptococcus hemolyticus. Es muy frecuente en los niños:
Días: 1 de 3 d.;1 de 22 d.
Meses:1 de 6 m.; 2 de 7 m.
Años: 5 de 1 a.; 4 de 3 a.; 3 de 4 a.; 2 de 5 a.; 1 de 6 a.; 2 de 18 a; 1 de 66 a.

ESCORBUTO
[56]
Se trata de una enfermedad producida por la falta de una serie de vitaminas en la alimentación (vitamina C), que produce una gran debilidad en el organismo humano y puede producir hemorragias y un mal estado en las encías. Posiblemente se refiera a las viruelas.
Pudiera tratarse también de la enfermedad llamada carbunco, enfermedad de tipo infeccioso propagada en la actualidad en Estados Unidos..
Afección escorbúlica: 1 de 18 a.
Escorbuto: 1 de 20 m.; 1 de 2 a.
Escorbuto esporádico: 1 de 29 a.
Eslapsia: 1 de 10 m.

EXTENUACIÓN
Extenuación: 1 de 68 a; 1 de 75
Explenitis: 1 de 10 m.

PARTO
Feto inviable: 1 de 1 d; 1 de 20 d.

FIEBRE
No alcanzamos a distinguir la diferencia que quiere dar el facultativo a este diagnóstico como distinto a calenturas.
Fiebre adinámica: 1 de 62 a
Fiebre catarla: 1 de 6 m.; 1 de 16 m.
Fiebre gástrica: 1 de 6 m.
Fiebre gastro-biliosa: 1 de 36 a.
Fiebre nerviosa: 1 de 11 m.; 1 de 24 a.
Fiebre remitente: 1 de 34 a.

FLEMÓN
Flemón difuso: 1 de 72 a

GASTRITIS
La misma enfermedad recibe distintos nombres: Gastro-enteritis aguda y crónica.
Aunque la enfermedad incide en los niños, ya que mueren 10 en los dos primeros años, afecta de una manera especial a los adultos, ya que a partir de los 16 años mueren 21.
Días: 1 de 8 d.; 1 de 14 d-; 2 de 15 d.;
Meses: 1 de 2 m.; 1 de 4 m.; 3 de 8 m.; 2 de 10 m.; 1 de 11 m.
Años: 1 de 3 a.; 8 de 2 a.; 2 de 3ª; 1 de 5 a.; 1 de 16 a.; 1 de 23 a; 1 de 28 a; 1 de 30 a.; 1 de 33 a.; 1 de 36 a.; 1 de 38 a.; 1 de 40 a.; 1 de 72 a.; 1 de 75 a; 1 de 78 a.; 1 de 86 a.

MEMORRAGIA
Memorragia: 1 de 3 a.;1 de 26 a; 1 de 44 a.

GRANO
Grano: 1 de 14 a.

GRIPE
Gripe: 1 de 4 a.

GRUP
Grup: 1 de 20 m; 3 de 2 a; 1 de 4 a.

HAMBRE
Hambre: 1 de 48 a. por extrema indigencia.

HEDEMA
Hedema general: 1 de 4 d.
Hedema pulmonar: 1 de 77 a.

HEPATITIS
Hepatitis crónica: 1 de 70 a.
Hepotitis aguda: 1 de 73 a.

HERISIPELA
Erisipela: 1 de 8 a.

HERNIA
Hernia estrangulada: 1 de 50 a.

HERTOMALITIS
Hertomalitis aguda 15 m.

HIDROCEFALO
Aumento del líquido cefalorraquideo
Hidrocéfalo: 1 de 12 d.; 2 de 2 a.

HIDROPESÍA
Consiste en un derrame o en una acumulación excesiva de un humor acuoso en cualquier cavidad del cuerpo o en algún tejido celular. Hay muertes en todas las edades y en todos los tiempos.
Hidropesía o hydropesía: 2 de 5 a.;1 de 1 a.;1 de 3 a.; 1 de 4 a.; 1 de 15 a.; 1 de 17 a.; 1 de 18 a.;2 de 20 a.; 1 de 30 a.; 2 de 32 a.; 1 de 39 a.;2 de 40 a.; 1 de 42 a.;1 de 44 a.; 4 de 45 a.;1 de 46 a.; 1 de 49 a.;4 de 50 a; 55 a; 1 de58 a.; 1 de 59 a.; 4 de 60 a.;1 de 62 a.; 1 de 63 a.; 1 de 65 a.; 66 a.; 4 de 70 a.; 1 de 78 a.; 1 de 80 a.

ICTERICIA
Ictericia confluente: 1 de 2 d.

INBAGINACIÓN INTESTINAL
Inbaginación intestinal 2 de 1 a.; 1 de 30 a.

INFLAMACION
Inflamación aguda: 1 de 45 a.;1 de 80 a.
Inflamación de la laringe: 1 de 15 m; 1 de 6 a.
Inflamación de la vejiga: 1 de 65 a.
Inflamación del hígado: 1 de 64 a.
Inflamación gangrenosa: 1 de 4 a.
Inflamación intestinal: 1 de 25 a.

FETO
Inviable: 2 de 1 d.; 1 de 9 d. Vide parto.

LARINGITIS
Laringitis aguda: 1 de 30 a.

LICITITSIS
Licitisis: 1 de 4 a.

METRITIS
Metritis crónica: 1 de 65 a.

MENINGITIS
Meningitis: 1 de 5 a.; 1 de 38 a.; 1 de 72 a.

MERATETIS
Meratetis: 1 de 10 m

METORRAGIA
Hemorragia uterina, distinta al ciclo menstrual.
Metorragia fulminante 34 a.
Metorragia. aguda 1 de 21 a. 1 de 40 a.
Metritis aguda 30 a.
Metrorragia: 1 de 1 d.; 1 de 9 d.; 1 de 10 d.;1 de 3 m.; 1 de 4 m.;1 de 10 m.;2 de 1 a.; 1 de 3 a.;1 de 5 a.; 1 de 25 a.; 1 de 50 a.

MUERTE REPENTINA
Muerte repentina 1 de 3 a.; 2 de 6 a.; 1 de 18 a.; 2 de 45 a.; 2 de 48 a.: 1 de 70.
Muerte violenta: 1 de 18 a.; 1 de 20 a.
Muerte repentina por accidente: 1 de 50 a.
Muerte violenta por herida en el vientre: 1 de 46 a.
Muerte violenta por fuego con quemadura de cuarto grado: 1 de 1 a.

NENOSIS
Nenosis en los huesos: 1 de 68 a.

NERVIOS
Nervios, acceso de: 1 de 80 a.

NEUMONÍA O PULMONÍA
También se llama inflación de los pulmones.
Neumonía: 1 de 18 m.
Neumonitis aguda: 1 de 12 d.; 1 de 1 m.; 2 de 10 d; 1 de 5 a.;1 de 38 a.
Neumonitis complicada: 1 de 25 a.; 1 de 48 a.;1 de 86 a.

NEURALGIAS
Neuralgias gastrointestinales: 1 de 5º a.
Neuritis: 1 de 1 m; 1 de 2 a.
Neuritis: 1 de 8 d.
Neurolisis aguda: 1 de 7 m

PARALISIS
Parálisis crónica: 1 de 79 a.
Paralisis general: 1 de73 a.

PAPERAS O PALÓTICAS
Bajo estos nombres se encierra lo que nosotros llamamos paperas. La distribución de la enfermedad la encontramos en el siguiente cuatro:
Palóticas: 1 de 9 a.; 1 de 1 a.; 1 de 2 a.; 1 de 4 a.: 1 de 9 a.; 2 de 10 a.; 2 de 14 a.; 1 de 29 a.
Parotica: 1 de 16 m.
Parotiditis aguda: 1 de 1 d.; 1 de 3 d.; 1 de 1 m; 1 de 2 m.
Parotitis: 1 de 2 a; 1 de 1 m.

PERITONITIS
Peritonitis: 1 de 12 a.; 1 de 24 a.; 1 de 45 a.
Peritonitis aguda: 1 de 27 a.; 1 de 41 a.

PLEURITIS
Pleuritis: Morbus acutus inflamationis pleurae, dolose pungente, febre et respirtionis difficultate coniunctus.
Pleuresía: 1 de1 m.; 1 de 6 m.; 1 de 86 a.;
Pleuritis aguda: 1 de 6 m.;1 de 1 a.
Pleuritis costarcrónica: 1 de 75 a.
Pleuro nesemanitis: 1 de 3 a.
Pleuroneumonitis: 1 de 12 d.
Pleuroneumonitis: 1 de 18 a.; 38 a.
Pleuroneumonitis aguda: 1 de 51 a.
Polimiens:1 de 1 a.
Poncritis 6 a.

PULMONÍA
Peripnuemonia est inflammatio pulmonis cum febre acuta et spirationis dificúltate coniuncta, plus periculi quam doloris sub se favens (187)
Pulmonía en general:
Días: 2 de 3 d.
Meses: 2 de 3 m.; 1 de 4 m.; 1de 8 m.;1de 11 m.; 1 de 20 m.
Años: 2 de 1 a.; 4 de 2 a.; 1 de 3 a.; 1 de 7 a.; 1 de 19 a.; 2 de 33 a.; 2 de 39 a.; 2 de 50 a.;2 de 57 a.; 2 de 58 a.;
Pulmonía galopante: 1 de 4 m;
Pulmonía aguda: 1 de 8 m.; 1 de 11 m; 2 de 2 a.; 1 de 4 a.; 1 de 84 a..

PÚSTULA
Pústula maligna: 1 de 6 a.; 1 de 48 a.

QUEMADURA
Quemadura: 1 de 3 m.; 1 de 5 m.;1 de 12 a; 1 de 73 a.
Quemadura intensa: 1 de 3 a; 1 de 3 a en el vientre y otra de 3 a. en las extremidades.
Quemaduras 1 de 5 m.
Quemaduras extensas: 1 de 14 m.; 1 de 6 a. ;1 de 14 a..

RAQUITIS
Raquitis: 1 de 15 m; 2 de 2 a.

REBLANDECIMIENTO DEL CEREBRO
Reblandecimiento cerebral: 1 de 8 a.
Reblandecimiento cefálico: 1 de 2 a.

PROSTATA
Retención de la orina: 1 de 6 d.; 1 de 7 d.
Supresión orina 1 d.

PARTO
Retención del meconio: 1 de 2 d; 1 de 4 d.;1 de 7 d.
Sobreparto: 1 de 48 a.

REUMA
Reuma articular: 1 de 62 a.
Solo se presenta un caso. Lo cual parece imposible, siendo Valdepeñas muy propenso a esta enfermedad, por el frío, la altura y la humedad. Posiblemente se confunda con la artritis, artrosis.

ULCERA
Rotura intestinal: 2 de 16 a.

SARAMPION
Sarampión: 1 de 3 m.; 3 de 6 m.; 1 de 4 m.; 1 de 8 m. ;1 de 9 m.;1 de 14 m.;1 de 15 m.; 1 de 17 m.; 3 de 18 m.; 2 de 19 m.; 1 de 20 m.; 23 m; 26 m; 4 de 1 a.; 6 de 2 a; 2 de 3 a.; 2 de 5 a..

TABARDILLO
Tabardillo1 de 42 a; 1 de 57 a

TABES
Consiste en la extenuación, enflaquecimiento o consunción del individuo debido a múltiples causas, siendo la principal la inflamación del mesenterio:
Tabes mesentérica: 1 de 2 m.;1 de 5 m.; 1 de 7 m.; 1 de 9 m.; 1 de 10 m.; 2 de 11 m.; 1 de 12 m.;1 de 18 m.; 4 de 1 a.; 4 de 2 a.; 1 de 3 a.; 1 de 12 a.;
Taves 20 d; 30 d; 1 a; 1 a; 9 m; 11 M; 6 m; 1 a; 6 m; 18 m.

TISIS
La tisis produjo verdaderos estragos. Se creía que se trataba de una enfermedad hereditaria, ya que la escasa alimentación, la humedad en las viviendas con su deficiente alimentación la propagaban.
He aquí la definición, que se da en la época: Phthisis est corruptio ulcerosa pulmonum cum febre et corporis extenuatione coniuncta (p. 202)
Los médicos hablan, sin más distinciones; hablan de tisis, ptisis, tisis pulmonar,o tuberculosa. Es curioso que en los recien nacidos y niños, sólo aparecen seis muertos desde los 2 a los 6 años. La incidencia de la enfermedad se manifiesta de una manera especial a partir de los 20 años, como puede verse en el gráfico adjunto.
1 de 2 a.; 2 de 3 a.; 1 de 4 a.; 1 de 17 a.; 1 de 20 a.; 1 de 22 a.; 1 de 23 a.; 1 de 24 a.; 1 de 25 a.; 1 de 27 a.; 1 de 29 a.; 3 de 30 a.; 1 de 33 a.; 1 de 34 a.; 2 de 37 a.; 3 de 40 a.; 1 de 46 a.; 1 de 47 a.; 1 de 50 a.; 2 de 55 a.; 1 de 60 a.; 1 de 68 a.; 1 de 70 a.

TOS CONVULSIVA
La tos es producida por accesos violentos e intermitentes. Puede tener múltiples causas. Afecta fundamentalmente a los niños, debiendo clasificarse posiblemente como tos ferina, producida por el haemophylus pertussis.

Días: 2 de 1 d.; 1 de 2 d.; 1de 6 d.; 2 de 9 d.;2 de 10 d.; 1 .; 1 de19 d; 1 de 20 d..
Meses: 1 de 1 m.;5 de 2 m.; 11 de 3 m.; 3 de 4 m.; 2 de 5 m.; 4 de 6 m.; 1 de 7 m.; 4 de 8 m.; 3 de 10 m.; 1 de 11 m.; 1 de 12 a.; 1 de 13 m.; 6 de 18 m.; 3 de 19 m.
Años: 17 de 1 a.; 10 de 2 a.; 11 de 3 a.; 4 de 4 a.; 5 de 5 a.; 2 de 6 a.; 1 de 34 a.; 1 de 52 a.;1 de 70 a.;

ULCERA
Ulcera estomacal: 1 de 1 a.
Membranosa: 1 de 18 a.
Úlcera gangrenosa: 1 de 20 m.
Úlcera laríngea: 1 de 11 a.

VEJEZ
Vejez: 1 de 77 a.; 1 de 77 a.; 3 de 78 a.; 11 de 80 a.; 3 de 82 a.; 3 de 83 a.; 3 de 84 a.; 1 de 85 a.; 3 de 87 a.; 1 de 87 a.; 2 de 88 a.; 1 de 89 a.;

VIRUELA
Viruela confluente: 44 a; 6 a; 28 a; 27 a; 1 m; 35 a; 18 m; 2 a; 3 a; 4 a; 1 a; 57 a; 36 a.

COMPRENSIÓN
Vísceras gran compresión de 21 a


28. MEDICINA

Hemos hecho una clasificación de las muertes que se producía en le pueblo. La muerte, como hemos visto, era la noticia de cada día.
¿Qué tipo de medicinas usaban nuestros antepasados? Esta es una pregunta que me había hecho en muchas ocasiones. Quiero responder a este interrogante de una manera muy esquemática, ya que problema es muy complejo.

Por la incidencia tan negativa que tiene el cólera, vamos a estudiar el tema en otro apartado.
Desde la antigüedad tuvo mucha importancia la curación por medio de las plantas medicinales.

La toma de las plantas medicinales estaba adornada de infinidad de ritos. Los chamanes y adivinos acompañaban la toma de estas hierbas con ritos superticiosos, que en parte siguen perviviendo en la tradición de nuestros pueblos. Estos ritos constituían la liturgia de aquella primitiva medicina. Los ritos eran de los más variados: En unas ocasiones la vestimenta del curante, que impresionaba al enfermo con los más variados gestos o gesticulaciones y en otras era la forma o modo de tomarla, siguiendo los ciclos lunares, o previos unos ayunos o una serie de fricciones o tocamientos.

Todo ello era la liturgia, que sumergía al enfermo en la toma del medicamento, y al mismo tiempo reforzaba la psicología de creyente. El rito, el gesto, la vestimenta etc. tienen mucha importancia decisiva en la vida social del hombre. Aún en nuestros días la vestimenta del médico o del juez responde a este mundo simbólico.

El Griego Hipócrates (460-377 a. C), el padre de la medicina, ya en esta época pensaba que la medicina había que tomarla sin tantos rituales mágicos, ya que la curación por las plantas era una fenómeno puramente natural, sin necesidad de la magia o la intervención de los dioses.

El estudio de las plantas tuvo una gran incidencia en las diversas culturas asiáticas.
En Europa, en el siglo primero de nuestra era, un cirujano militar de origen griego, Dioscórides, en el siglo I de nuestra era, tuvo un gran éxito con un libro titulado de Materia Médica. En este libro, hecho para la hija del emperador romano Fablicio Avicio recoge el valor curativo de unas 400 plantas, con sus respectivas ilustraciones en color.
[57]

Galeno (131-201 d. c), médico del emperador romano Marco Aurelio, desarrolló la medicina herbolaria, inspirándose en Dioscórides y en Hipócrates, que habían desarrollado la teoría de los cuatro humores, que iba a estar vigente muchos años.

Hipócrates y Aristóteles habían adoptado la teoría egipcias e indias de los cuatro humores.
Para ellos en el cuerpo hay cuatro humores o líquidos principales: Sangre, cólera (Bilis amarilla), melancolía (bilis negra) y flema. La persona ideal es aquella en la que predomina un equilibrio entre los cuatro humores.

A estos cuatro humores corresponden los cuatro elementos más importantes: Tierra, agua, aire y fuego. Esta teoría tuvo una gran influencia en la medicina hasta el extremo, que estuvo vigente hasta el sigo XVII, por la que se enseñaba a los alumnos a diagnosticar los desequilibrios de los humores y la manera o forma de restaurar un nuevo equilibrio, mediante sangrías y purgas, que estuvieron muy en boga.

Con el desplome del imperio romano en el siglo IV de nuestra era, tiene un gran desarrollo la medicina árabe. Se traducen los textos egipcios, griegos y romanos existentes en la bibliotecas de Constantinopla (hoy Estambul), llegando la medicina a su mayor esplendor en la época de Avicena (980-1037 d.C.) con su libro Canon de medicina.
Se editan las obras de Galeno y Dioscórides en ediciones preciosas.
[58]

Esta medicina herbolaria escrita, al margen de la oral que se transmite en las regiones y pueblos de generación en generación, no era muy conocida por el pueblo. Cada pueblo y región tiene su farmacia especial con las plantas, que se crían en su entorno.

A partir del siglo XV, con la venida de la imprenta, se hicieron infinidad de traducciones al Latín de estas obras.
En la actualidad se ha vuelto a hacer una nueva edición del Dioscórides, aumentada y corregida, ya que muchas de las recetas propuestas por este médico, siguen teniendo en la actualidad cierta vigencia.
[59]

En el siglo XVI sigue vigente la idea, de que es necesario colaborar con la naturaleza por medio de las plantas medicinales para restaurar la salud (Fuerza vital).

Paracelso (1493-1541) rechaza las teorías de Galeno y favorece la observación minuciosa del paciente, dando mucha importancia a la química y alquimia. Se da una gran importancia a los metales venenosos tomados en cierta proporción: El mercurio, el Antimonio, y el arsénico. Para la sífilis se usaba un purgante llamado colomel (el cloruro de mercurio). Paracelso no rechaza el uso de las plantas locales y da mucha importancia a la forma de plantas, para indicar el tipo de males que curan. Rechaza la teoría humoral de la enfermedad y es curioso que concede una gran influencia a los astros en las enfermedades: Un hombre sano debe someterse al cielo y cada día debe esperar lo que el cielo le envíe.
[60]

La magia para él tiene una gran importancia, ya que aún no se había separado la magia de la ciencia.

Una de las recetas más usadas en este momento para las enfermedades externas era el extracto de saturnio, que, mezclado con agua daba lugar a un licor vegetomineral, que era muy usado para las enfermedades externas: Herpes, sarna, inflamaciones e hinchazones, magulladuras, torceduras, cardenales, llagas, úlceras y cáncer.
Se usaba también mucho contra las anginas o el garrotillo.
[61]

Se sigue dando mucha importancia, siguiendo la línea de Paracelso, la mezcla de plantas y minerales, en miles de combinaciones, según la enfermedad y la gravedad de la enfermedad. En un libro, que debía ser muy usual en esta época, el Doctor C. Hering usa con mucha frecuencia los Minerales y las plantas. Es curioso el hecho que la mayoría de las plantas son venenosas. He aquí una muestra de las plantas más usadas: Manzanilla, café, nuez vómica, apio, acónito, belladona, valeriana, digital, cólquico, ajo, artemisa, brionia, carbón vegetal, caléndula officinalis. Los metales más importantes eran estos: Tintura de sulfuro, mercurio, magnesio, hierro, veneno de las abejas, ácido fosfórico, antimonio etc.
[62]
Con la medicina científica empieza a tener mucha importancia la experimentación, que se realiza, de una manera especial, en animales.

William Harvey (1778-1657) hizo un estudio muy minucioso del corazón, y demostró por primera vez la forma, en contra de las teorías de Galeno, de circular la sangre en un estudio publicado en 1628.

En el siglo XIX se usan en España dos libros que tienen una gran difusión: Uno de Goulard, El cirujano instruido: Modo fácil y barato de curar las enfermedades externas, editado en Madrid en el año 1783 y otro de Antonio J. Gutiérrez, titulado Palestra crítico-médica, en que se trata de introducir la verdadera medicina, Madrid, 1734.

A partir de esta época se requiere un título médico para poder hacer las recetas. En los pueblos, aún en los más pequeños, los médicos empiezan a ejercer una medina académica y las farmacias tienen una gran preponderancia para la confección de las más variadas recetas, partiendo de la herboristería y de los metales.

En la época de Carlos IV se procede a la vacunación antivariólica, consiguiendo de esta manera una de las causas de la mortalidad infantil.
En 1850 nace, con pasos lentos, la medicina científica. Comienza a darse una gran importancia a los análisis clínicos y al laboratorio, estudiando la composición de las plantas y sus elementos.

Así el británico James Lind descubre que el escorbuto es producido por la falta de la vitamina C contenida en las verduras. William Withering (1741-1790) descubre la importancia de las digitales, a pesar de su toxicidad, para curar la insuficiencia cardiaca y en consecuencia la llamada hidropesía, que produce una gran retención de agua.

En el año 1838 se aísla en el laboratorio el ácido salicílico, extraído de la corteza del sauce blanco,
[63] precursor de la actual aspirina, que fue sintetizada definitivamente en Alemania en el año 1899. La corteza de esta planta, cocida, producía un ácido que tenía propiedades anteinflamatorias y analgésicas, como la aspirina.

Luis Pasteur (1822-1895) identifica los microorganismos responsables de la tuberculosis y la malaria.
En esta misma época se aísla la morfina y la cocaína extraídas de la adormidera y la coca.
En 1929 se descubre la penicilina (Fleming (1881-1955).

En la medida en que avanza la medicina científica y la cirugía, se prohíbe la venta indiscriminada de plantas medicinales (1850). Para la venta de estas plantas y de las foráneas, que era muy caras y sólo podía ser accesibles a los más ricos, se requería un título académico.

Ello da lugar a que los habitantes de los pueblos empiecen a ser atendidos por facultativos, y desaparezcan los recetarios populares.

En el año 1813 se crea en Valdepeñas la junta de sanidad, en virtud del artículo IV de la Instrucción el Gobierno económico-político de las provincias, que es enviado para su puesta a punto por el Jefe Político de la Provincia. Esta integrada por los siguientes miembros:
D. Cristóbal Carrillo, alcalde,
Don Manuel Estanislao Martínez, Prior,
Juan de Martos Martínez, regidor,
Juan de Ariza, regidor y facultativo
Francisco Rodríguez Pancorbo, vecino
José Cabrera, vecino
Cristóbal Jordán, Cirujano.
[64]

Con posterioridad, por una orden de 8 de septiembre de 1846, se crean los establecimientos de beneficiencia, ya que con la desamortización de Espartero la Iglesia no pudo atender este campo de la caridad, que venía atendiendo durante siglos.

El primer facultativo que aparece en Valdepeñas es anterior a este periodo. Conocemos su estancia en Valdepeñas por un pleito en que se ve envuelto: En el año 1737, Salbador Ibáñez, natural de Vizcaya, médico de profesión, soltero, mantenía relaciones ilícitas con una viuda. El Provisor, previo el informe del Alcalde, lo mete en la cárcel por escándalo, ya que, según el alguacil, lo hechos estaban suficientemente probados. Se allana a casarse con ella y lo dejan libre. El Juez le da de plazo seis meses para contraer matrimonio.
Se casó y siguió como médico en el pueblo.
No obstante, cuando comienza a organizarse la medicina es posteriormente. En Valdepeñas en este periodo aparece el primer facultativo D. Cristóbal Jordán, aunque desde la fundación de Valdepeñas funcionaba un hospital, en el que acogían las personas enfermas de paso.
Antes de esta fecha aparecen las llamadas comadres de parir: María de Valenzuela en 1626 y María de Ortega en 1627.
Como curante aparece D. Alonso de Ortega en 1578, cuya función es difícil determinar.

Hacia el año 1842 aparece el médico cirujano D. Francisco Portales, natural de Granada, casado con Dña. Jerónima Ortega.

Le sigue sobre el año 1850 el Profesor médico D. Luis Díaz, natural de Iznatural, casado con Dña Mariana de Quesada, El ayuntamiento de Valdepeñas no debía andar sobrado de dinero, ya que se queja al Gobernador de que le deben 1.250 reales correspondientes al año 1849.
[65]

Por la misma fecha aparece como médico D. Antonio Vargas, el cual se queja de que el ayuntamiento le debe 2.121 reales, correspondientes a los años 1847 y 1848. El ayuntamiento se excusa al Gobernador, alegando que no tiene dinero para hacer frente a estos pagos por los pocos ingresos del municipio. Pide al Gobernador que le dispensa de pagar tanto a los médicos como a los veterinarios, ya que considera que podían vivir con los estipendios de los particulares, que requieran sus servicios.

Como veterinario se instala hacía el año 1852, D. Cristóbal de Torres, natural de Ontur y como oficial ayudante D. José Revueltas. La curación de los animales se hacía, mediante las hierbas y los nuevos productos químicos que se habían introducido en la medicina. En los pueblos solían ser lo herreros los que transmitían las recetas populares para curar a las bestias de carga a base de hierbas.

De una manera particular y sin ayuda del Ayuntamiento D. Gregorio Aguado es autorizado a ejercer la profesión de veterinario, dada la necesidad que hay en el pueblo por el mucho ganado existente en sus sierras.
En el año 1857 aparece como veterinario Pedro del Moral.

Se establecen dos farmacéuticos. En el año 1.811 D. Cristóbal Extremera vende su farmacia por 3.069 reales a D. Manuel de Torres y Cruz, boticario de Priego, el cual se compromete a poner al frente de ella a su hijo político D. José de Luna como gerente. El cual se hizo cargo de la secretaría del Ayuntamiento, haciendo posteriormente oposiciones al cargo.
[66]

En el año 1842 se traslada desde Frailes a Valdepeñas la Farmacia del Profesor de Farmacia Antonio Arjona. El Ayuntamiento le da 100 ducados al año a pagar por trimestres. Abre la farmacia a primeros de noviembre. Se compromete a suministrar medicinas a los pobres y a los accidentados por reyertas y peleas. Debe pedir permiso al alcalde para ausentarse.
[67]

En el año 1849 D. Mariano Mouton, natural de Granada, casado con Dña. Rita de Medina y en el 1846 D. José Arjona casado con Dña. Josefa Fernández.

En el año 1850 D. Mariano pide al Ayuntamiento que le ayude con fondos municipales, ya que, al no recibir la asignación concertada, no puede atender a los pobres. El ayuntamiento responde que, con anterioridad había pensado en suprimir estos fondos dados anteriormente a D. José Arjona, ya que siendo este pueblo un pueblo de mil vecinos, aún cuando había bastantes pobres, las personas de posibilidad podían sostener perfectamente la farmacia y por esto no ha lugar a la dicha petición.

En el mes de enero vuelve de nuevo a la carga y el ayuntamiento se niega a ello.
[68] En el mes de diciembre se vuelve a plantear el asunto, argumentando, que hay muchos pobres, que no pueden pagar las medicinas y es una obligación del ayuntamiento atender a los más necesitados. Al fin el Ayuntamiento, por la presión social, se ve obligado a acceder a esta petición, asignándole la cantidad anual de 800 reales.[69]

Como barbero sangrante, dada la importancia que tenían las sangrías en la teoría de los humores, D. José Jordán.
Es muy competente en sus diagnósticos D. Luis Díaz Griló casado con Dña. María Manuela de Quesada y Pernia, ya que hace un estudio más diversificado de las enfermedades, como hemos visto en el cuadro de las enfermedades estudiadas en otro lugar.

Con posterioridad se aumenta el número de facultativos y con la llegada a Valdepeñas de D. Francisco López en 1869, la cirugía empieza a tener más importancia, ya que se empiezan a hacer ciertas operaciones en el mismo pueblo. Por desavenencias con el Ayuntamiento dejó al año el pueblo. Volvió en 1870 D. Luis Diaz Grillo como titular, después de haber prestado sus servicios durante más de 20 años y D. Francisco Pérez Calahorro.

En el año 1870, con la venida de la revolución liberal fue destituido de su cargo, ya que no comulgaba con sus ideas. Posteriormente fue repuesto en su oficio, dada la arbitrariedad con que había sido expulsado del puesto.

En el año 1871 fue nombrado médico titular D. Apolonio Armenteros López casado con Dña Virginia Díaz de Quesada, hija del médico D. Luis Díaz y Dña María Manuela de Quesada, con el sueldo de 450 escudos.
[70]
Este último pide a los pocos meses la dimisión, que no le es aceptada por el ayuntamiento, dado el trato que el Ayuntamiento había dado a D. Luis.
D. Francisco Pérez Calahorro, médico que fue expulsado, pide de nuevo su ingreso. Se le niega, ya que cuando ejercía la medicina en el pueblo no quiso atender a una niña, que se había quemado, si no le pagaban 500 reales. La niña murió y el Ayuntamiento lo denunció.
El resto de la población debía pagar al médico los servicios prestados o bien mediante un concierto con él o por cada servicio.

No obstante la medicina avanza muy despacio. En el año 1930 el 90 por ciento de las recetas sigue siendo de origen vegetal.
La teoría de los gérmenes, que son los que dan origen a las enfermedades, llegan a imponerse ante los nuevos descubrimientos y la cirugía es la gran panacea para la cura de muchas enfermedades.
Se descubre la vacuna contra la viruela.

El panorama empieza a cambiar muy pronto, ya que a partir de 1941 dejan de usarse las plantas y los farmacéuticos dejan de elaborar en las trastiendas de sus boticas sus recetas. Las farmacias se trasforman poco a poco, en una tienda, en la que se venden las diversas medicinas, que se elaboran en los grandes laboratorios, que van surgiendo como un gran negocio en todo el mundo. Las plantas medicinales dejan de usarse, ya que se consideran inútiles, anticuadas y propias de los curanderos.

En la actualidad se comienza a dar cierta importancia a la cura por medio de las plantas. Hoy se conocen muy bien las sustancias o componentes de ellas y sus efectos. Incluso, en el laboratorio, se extraen o sintetizan estos elementos, que se trasforman o en drogas o en forma inyectable para la curación.

La fitoterapia ha perdido su magia y comienza un nuevo camino más científico. En algunas Universidades europeas existe la licenciatura en medicina herbolaria junto con la clásica y algunos médicos recetan medicamentos vegetales como menos agresivos.
El avance de la medina en la actualidad es de tal envergadura, que la vida media del hombre es altísima, mientras que en los años que hemos estudiado era 40 a 50 años.



29. 0rgnización de la sanidad en el año 1854

Ante estas dificultades el Gobierno Central toma conciencia de la necesitad de reorganizar la medicina de una manera más global, dado que los pobres no están suficientemente tratados y considera que es muy necesario para el progreso de los pueblos, la buena salud de sus vecinos.
El 30 de abril de 1854 un decreto real sobre la organización de los partidos de asistencia médica, inserto en el Boletín Oficial n. 46 del mismo año, reorganiza los anteriores decretos.

Este decreto orgánico está basado en los siguientes puntos:

1.Remediar las enfermedades con la oportuna asistencia médica.

2. Establecer las diversas clases o categorías de aquellos, a que se ha de prestar la asistencia facultativa.

3.Proveer las vacantes de acuerdo con los derechos adquiridos de los facultativos y categorías de los mismos.

4. Señalar las obligaciones de los profesores de ciencias médicas.

5. Establecer las retribuciones que han de tener los facultativos de las tres ciencias que componen la médica.

6. Modo de satisfacer las dotaciones sean los partidos de primera o segunda clase.

7. De los ajustes parciales o igualas de los particulares, cuando los partidos sean de segunda clase.

8. Casos en que podrán separarse los facultativos.

9. Disposiciones transitorias para aquellas poblaciones, que en la actualidad tengan facultativos contratados.

A partir de este momento debe haber en todos los pueblos de cierta categoría médicos, cirujanos y farmacéuticos, dotados por el municipio, sin que esto se oponga al libre ejercicio de las facultades científicas para aquellos profesores, que estén adornados del competente título de profesión.

Se concede a los ayuntamientos de menos de mil quinientos vecinos la facultad de elegir establecimiento de asistencia médica para los pobres y de hacerla extensiva para toda la población, denominándose en el primer caso partido de primera y de segunda para todos.

Los no pobres deben pagar a los médicos las siguientes retribuciones:
Dieciocho reales a los médicos, dieciocho a los cirujanos y treinta a los farmacéuticos sean o no sean titulares.

Valdepeñas tiene en este momento 1.087 vecinos y el ayuntamiento tiene que establecer cuáles pertenecen a la primera (pobres) o segunda clase (no pobres), haciendo un estudio, que es muy interesante para conocer las escala social de las personas del pueblo en este momento, como hemos visto en otro lugar.

Con respecto a la Farmacia sería de opinión que se hiciese presente al Señor Gobernador que dotando al profesor con mil quinientos reales anuales, expendiéndose a su cuenta los medicamentos y consignándose en el presupuesto una cantidad de mil reales para satisfacer lo que necesiten los pobres de solemnidad. Con el fin de hacer la clasificación mencionada se acordó que los que no tenía de ingresos anuales más de 1.200 reales, se consideraban pobres.
Y los que tuvieren más de 1.200 reales de ingresos, se consideraban no pobres.

Con este fin se acudió a hacer una clasificación de los vecinos del pueblo, teniendo en cuenta la contribución del año actual. De este estudio resultaron estos porcentajes:
520 vecinos pagan de 1 a 50 reales
208 50 a 100
108 100 a 200
40 200 a 300
37 1.000 a 2.000
5 2.000 a 4.000
Resultaron novecientos cincuenta y cuatro contribuyentes.
No contribuían a la Hacienda pública 169 vecinos, que eran estrictamente jornaleros o pobres de solemnidad.
Los Regidores pensaron que teniendo en cuenta estos números, se clasificarían como pobres aquellos que no llegasen a los 200 reales, incluidos los recargos adicionales. Serían en total 836.
Se consideraban no pobres 82 mas 41 de grupo anterior, que equivaldrían a 123. Estos debían pagar al médico por servicios o igualarse con él.

Con estos datos se consideraba, que los facultativos, incluidos los ingresos del municipio, y de los particulares, podrían ganar al año, el médico 9.000 reales al año, el cirujano 5.000, volviendo a revisar estas asignaciones a los cinco años.
Se les dio la plaza definitiva a los dos médicos que estaban con anterioridad en el pueblo.



[1] M. de La Guerra, Discurso de la memoria de la muerte, y tratado que trata de cómo deven ser ayudados los enfermos a bien morir, Valladolid, 1604, p. 117.
[2] Hacen furor en este momento estos libros: J. Polanco, Regla y orden para aiudar a bien morir a los que se apartan de esta vida, traducción de P. Simón, Zaragoza, 1578; M. de Yedra, Libro llamado refugium infirmorum. En el cual se contienen muchos avisos espirituales para socorro de los afligidos enfermos y para ayudar a bien morir a los que están en lo último de la vida, Madrid, 1593; M. Carrillo, Tratado de ayudar a bien morir, Zaragoza, 1596.
[3] Juan Planas, El Catequista orador, Barcelona 1899, p. 157.
[4] Joaquín Antonio de Aguilera, Pláticas doctrinales, t. 1, , Madrid 1815, p. 112 ss.
[5] Idem, p. 114.
[6] Joaquín Antonio de Eguilera, Pláticas doctrinas, a. 1817, Madrid, p. 109.
[7] Juan Planas, el Catequista Orador, Barcelona, 1899, p. 238.
[8] Fray Luis de Granada, De la Oración y consideración, BEE t. VIII, p. 39.
[9] Como ejemplo ponemos el testamento de Francisco de Castro Barranco (+ 20 enero-1745): El qual otorgó su testamento ante D. Juan Rubio, escribano público y del Cabildo de dicha villa, su fecha el día siete de dicho mes y año, baxo de cuya dispusición murió, por el qual mandó que su cuerpo fuese sepultado en la Iglesia parroquial de dicha villa y que su entierro fuese de medio acompañamiento con misa y vigilia y que dijesen misas de cuerpo presente todos los sacerdotes desta villa y que se le dijesen por su ánima e intención 400 misas rezadas, 200 en esta iglesia; 25 en el arquito de San Lorenzo de la ciudad de Jaén; 25 en el convento de San Francisco de dicha ciudad; 50 en le convento de capuchinos de dicha ciudad; 50 en el altar de la Iglesia de Santo Domingo de la Guardia; 25 por el P. Fabián de Martos, del convento de Capuchinos de Alcalá la Real; 25 en el Convento de Carmelitas Descalzos de la ciudad de Jaén.......Mandó al Cristo de Chircales 30 reales y otros 20 a las ermitas de San Blas, San Bartolomé y San Sebastián..Mandó a los santos lugares de Jerusalem 12 reales de limosna y seis a la redención de cautivos; quatro para casar niños huérfanos. Dejó por albaceas a Juan y a Pedro de Castro y dejó por herederos a sus hijos.
[10] Joaquin Antonio de Aguileta, Pláticas doctrinales, a. 1817, p. 126
[11] Antonio Domínguez, Sociedad y Estado en el siglo XVIII, Ariel, 1990.
[12] Libro de Sepelios IX, p. 197.
[13] Sínodo de Jaén de 1492, edición preparada por J. Rodriguez Molina, Diputación Provincial, 1981.
[14] Ramón Buldú, Historia de la Iglesia de España, t. II p. 390
[15] Sínodo de Jaén, 1492, edición preparada por J. Rodríguez Molina, Diputación, 1981, p. 111.
[16] El Sínodo de Jaén de 1492 establece el precio que el sacerdote debía decir por cada uno de estos treintenarios: De un treintenario cerrado, al que lo dixiere, treszientos maravedís, e al sacristán, quarenta y cinco maravedís. De un treintenario abierto al que lo dixere, treszientos maravedías, e al sacristán, diez maravedís,
[17] Sínodo de Jaén 1492, p. 66.
[18] Sínodo de Jaén, 1492, p 112.
[19] Como Modelo podemos ver lo que determinó en su testamento Joan Ruiz de Contreras (+ 5 agosto-1669): A las cofradías de la villa 16 reales, cuatro a cada una y a las ermitas ocho reales; dos a cada una y a redención de cautivos 4 reales y a los santos lugares de Jerusalem dos reales y a Nuestra Señora de la Capilla 4 reales y que se le tomase una bula de difuntos y dos de composición y que se le dijesen 25 misas de ánima en esta iglesia y en la iglesia mayor de dicha ciudad, 37 de ánima y en nuestra señora de la capilla de dicha iglesia, 13 misas de ánima y en el convento de San Francisco de dicha ciudad, 25 misas de ánima y en las Iglesia del Señor Santiago ducientas misas y en el Convento del Señor San Francisco 100 misas y en el de San Agustín de dicha ciudad 100 misas y fundó sobre un haza que llaman el Torcal, término desta villa, en que dejó dotada de una fiesta que se diga en dicha iglesia en cada un año perpetuamente el día de la Circuncisión del Señor y que su entierro fuese de acompañamiento entero.
[20] Libro de Sepelios VI, p. 55
[21] Fray Luis de León, Compendio y explicación de la doctrina cristiana, BAE XI, p. 167.
[22] Constituciones sinodales, Titulo VI, De sacramento Extremae Unctionis, cap. I.
[23] Sinodo de Jaén, 1492, p. 85.
[24] F. Pérrez Carrillo, Via Sacra y Ejercicios Espirituales, y arte de bien morir, Zaragoza, 1619, p. 247.
[25] Cap. X, tit. Tercero.
[26] Sínodo de Jaén, 1492, p. 68.
[27] Sínodo de Jaén 1492, p. 116.
[28] Que los domingos y Pascua y fiestas de guardar no se digan en las Iglesias Cathedral y parroquiales las misas de requiem ni en ninguna iglesia dos oficios juntos, Constituciones Sinodales 1511, cap. XI, tit. Noveno.
[29] Sínodo de Jaén 1492, p. 114.
[30] Constituciones sinodales cap. X, tit. III.
[31] Constituciones sinodales de 1511, Cap. X. Tít. tercero.
[32] AHDJ., actas capitulares 10 mayo 1805
[33] Libro de sepelios, 16 de febrero de 1643
[34] Libro de sepelios, 20 de junio-1655..

[35] Libro de sepelios, 22 de octubre 1789,
[36] Libro de sepelios, día 5 de nov. de 1790,
[37] Libro de sepelios, 28 de julio 1813.

[38] Libro de seplios, 21 de enero 1831.

[39] Libro de sepelios, 27 de diciembre de 1841.
[40] Libro de sepelios ,22 de febrero de 1849.

[41] Libro de sepelios, el 2 de mayo de 1846.

[42] Libro de sepelios, 3 febrero 1871
[43]Libro de sepelios, 15 febrero de 1866.

[44] Libro de sepelios, 23 de diciembre de 1866.
[45] Libro de sepelios, 4 junio- 1638-12
[46] Libro de sepelios, 7 marzo 1639.
[47] Juan Martínez de Mazas, Retrato al natural de la ciudad y término de Jaén, su estado antiguo y moderno, Jaén,1794, cuadro fina.l.
[48] O. c. p. 197.
[49] Nicás Moreno Andrés, Heráldica y Geneaología en el reino de Jaén,, Diputación, 1977, pg. 371
[50] Libro de sepelios, 24 de octubre de 1800
[51] AHDJ, Actas capitulares, año 1819 pp. 155, 175, a 183.
[52] AHDJ, actas capituales 29 de junio de 1834.
[53] Amézcua Manuel, Crónicas de Cordel, Diputación Provincial, 1997, p. 211.
[54] Alonso de Feylas, Conocimeinto, curación, y preservación de la peste, Jaén, 1606, p. 170 v.
[55] Alonso de Freilas, Conocimiento, curación y preservación de la peste. Jaén. 1606, por Fernando Diaz Montoya, p. 230 vto. y 231.
[56] Juan Bautista Monraneda y Molina, cirujano de Jaén, escribió un libro titulado Paradoja sobre la curación local del carbunco con un apéndice que trata de las aguas acidulas de Marmolejo en el Reyno de Jaén, impresa en 4°, en Jaén, 1701.

[57] He podido consultar dos ediciones antiquísimas de la obra de Diascorides. Amato Lusitano, In Diascoridis anazarbei de medica materia libros quinque, e. Lugduni, apud viduam Balthasaris Arnoleti, 1558. Pedacio Discorides, Pedacio Discorides anazarbeo, acerca de la materia medicinal, y de los venenos mortíferos, Salamanza, apud 1566.
[58] Claudii Galeni pergameni de locis patientibus libri sex, Lugduni, per Claudium Pontanum typographum, 1559.
[59] La edición está preparada con Font-Quer P., Dioscórides renovado, Labor, S.A., Barcelona, 1993.
[60] A. Rupell May, La revolución científica (1500-1750) E. Crítica, Barcelona, 1985, p. 136.
[61] Andrés Piquer, Praxis medica ad usum scholae valentinae, Matriti, apud Joachinum Ibarram., 1770.
[62] El libro era de la biblioteca de un tío mío que fue sacerdote. Su autor era C. Héring, Medicine Homeopathique, la primera dicción es de 1837. La séptima que es la que manejo es un traducción, la séptima, editada en Paris el año 1873. El libro es muy interesante para conocer la medicina de esta época.
[63] Esta planta en Valdepeñas se llama sabuco.
[64] AHMV, actas capitulares, 13 marzo 1813
[65] AHMV, actas capitulares, año 1850, folio 18 vto.
[66] AHJ, Legajo, 10.574, folio 211, año 26-8-1811.
[67] AHMV, actas del 27 de noviembre de 1.842
[68] AHMV. ,Año 1851, fol. 1.
[69] AHMV, actas capitulares, año 1851, 3 dic.
[70] Es nombrado el 18 de julio de 1871, folio 38.